Tres hechos justifican el título: inmatriculaciones, privilegios de la iglesia católica que conceden los Acuerdos con el Vaticano y la asignación tributaria, por lo demás, ausentes del discurso inaugural del cardenal Omella en la apertura de la 119 Asamblea Plenaria de la CEE.

____________
Juan José Tamayo, El País, 29 de abril de 2022
¿Neoliberalismo episcopal? Quizá más de una persona habrá puesto en interrogante el título de este artículo por considerarlo un oxímoron. ¿Cómo pueden ser neoliberales los obispos españoles cuando Jesús de Nazaret, de quien se dicen seguidores, declaró incompatibles el amor a Dios y al dinero? ¿Cómo pueden ponerse del lado del neoliberalismo cuando el papa Francisco, a quien reconocen como representante de Cristo en la tierra, es uno de los críticos más severos y contundentes del neoliberalismo como teoría y práctica económicas? ¿Van a desobedecer al Papa en un tema de tanta trascendencia en el terreno ético?
Decía Pedro Casaldáliga, uno de los símbolos más luminosos del cristianismo de liberación, que el neoliberalismo “es la gran blasfemia del siglo XXI”. ¿Habrán caído los obispos españoles en tamaño pecado y estarán pronunciando tamaña blasfemia?
Tres son los hechos que justifican el título. El primero son las inmatriculaciones. Según el listado remitido por el Gobierno al Congreso de los Diputados en febrero de 2021, de 1998 a 2015 la Iglesia católica inscribió a su nombre 3.4961 bienes en el Registro de la Propiedad tras la reforma del Reglamento Hipotecario que impulsó el Gobierno de Aznar en 1998 a partir de un decreto de la dictadura de 1946.
Lee el resto de esta entrada »