Las mujeres (y los hombres que nos apoyan) tenemos que negarnos sistemáticamente a que nuestra salud reproductiva se dirima en el terreno de la moral. Toda mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo
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Elvira Lindo, El País, 26 de junio de 2022
Si yo fuera una joven americana borraría desde ahora mismo cualquiera de esas aplicaciones que miden mensualmente los períodos de ovulación. De hecho, ya se está recomendando a través de las redes que se eliminen los rastros de cualquier sospecha de embarazo o cualquier intento de interrumpirlo, porque si se diera la circunstancia de que una chica o una mujer es acusada de abortar cualquier registro relativo a esa práctica podría ser aceptado como prueba criminal. Y no habrá clemencia, ni aunque se trate del fruto de una violación, ni por cuestiones económicas, ni por salud de la madre, ni por malformación del feto. Por no hablar de la voluntad de las mujeres: eso es algo que ya no cuenta en el país de las libertades. Por más que en algunos Estados demócratas decidan asistir a las mujeres que les lleguen desde aquellos otros Estados en los que abortar sea un delito, esta brutal decisión del Tribunal Supremo va a privar de su derecho a la salud a las mujeres pobres, que no tienen dinero para costearse el viaje y la estancia, o a las mujeres sometidas a un entorno reaccionario, por no hablar de las menores que no van a tener quien las asista en su desamparo.
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