“Mientras la religión ‘confesional’ no salga de la Escuela, ésta no podrá ser nunca libre”. Abordaje de la anormalidad democrática que provoca la Religión en el desarrollo de la actividad educativa.

Marcelino Oreja (ministro) y Giovanni Villot (cardenal secretario del Vaticano), firman Acuerdos en Madrid. 3 de enero de 1979.
Javier Escudero Escudero, El Salto, 14 de febrero de 2021
España, dice nuestra Constitución (CE) en su art. 1, es un Estado social y democrático de Derecho, que propugna valores superiores como la libertad, la justicia, la igualdad; que la soberanía reside en el pueblo y que es una monarquía parlamentaria. El Reino de España es una Democracia parlamentaria y, también, un Estado laico, o aconfesional, que es lo mismo.
Estado laico
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia deberán comportarse fraternalmente los unos con los otros.” (Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, DUDH).
España es un Estado laico (de derecho, no lo olviden) de acuerdo con nuestra Carta Magna (arts. 16, 14, 10… CE). Así, el propio Tribunal Constitucional (TC) lo confirma (principio de laicidad estatal) en varias sentencias, como son la STC 154/2002, de 18 de julio, en la que TC expone que “la aparición de conflictos jurídicos por razón de las creencias religiosas no puede extrañar en una sociedad que proclama la libertad de creencias y de culto de los individuos y comunidades, así como la laicidad y neutralidad del Estado”; o la STC 101/2004, de 2 de junio, J 3, STC 46/2001 y STC 128/2001, de 4 de junio, donde el TC hace alusión a la aconfesionalidad del Estado, calificándola de “laicidad positiva”.
La Constitución Española de 1978 establece claramente, pues, un Estado democrático caracterizado por los principios de libertad de conciencia, igualdad, laicidad y cooperación. Un modelo de Estado, el laico, que se concreta en la garantía y respeto del derecho de toda persona a la libertad de conciencia, sin discriminación por razón de sus convicciones.
Pero si España es un Estado laico de Derecho, según sentencias del TC, y así lo defienden muchos juristas de reconocido prestigio… ¿Cómo nuestros gobernantes, y los poderes del Estado no respetan este mandato constitucional que les obliga a cumplir y defender la laicidad de las instituciones que gobiernan?