La pandemia pone a prueba a la institución católica, sin cepillo por los templos cerrados y con un clero envejecido. La cúpula mantiene un papel discreto, aplaza la campaña Xtantos y centra los focos en el buque insignia de su obra social.

Voluntarios protegidos con guantes, mascarilla y traje de plástico en un economato de Cáritas en Madrid / Europa Press
Ángel Munárriz, InfoLibre, 12 de abril de 2020
Una Iglesia cansada, envejecida, con su histórico espacio de influencia carcomido por el avance de la secularización, encara la exigente crisis del coronavirus. No son días fáciles para la milenaria institución católica. Lejos ya los días en que era la protagonista y rectora de la vida española, aguanta el tipo aferrada a Cáritas, bastión de su obra social. El virus pone a prueba también a la Iglesia, que demuestra que, aunque mermadas seriamente en número, aún conserva unas bases dispuestas a arremangarse. Una Iglesia con los templos cerrados –lo que implica también unos cepillos vacíos, ojo– y con un clero en edad de jubilación, perfil de riesgo durante la pandemia, ofrece servicio en estos días penosos gracias a los restos de su histórica capilaridad, que ha menguado pero que aún la convierte en una de las pocas instituciones que llegan a casi todos los puntos de España. Con menos fuerza, pero la Iglesia aún está ahí.
¿Cómo está respondiendo esta Iglesia envejecida y en retroceso social a un virus que exige compromiso en primera línea? José Manuel Vidal, director de Religión Digital, cree que la institución cuenta con un valioso activo. “Los clérigos siguen siendo de los pocos que permanecen en la España vaciada. Cosa distinta es es la edad. El estamento clerical ronda los 70 años en algunas diócesis. Por lo tanto, está muy en riesgo. Hay un miedo lógico”, señala Vidal, que cree que la Iglesia ha llegado “un poco tarde”, pero cuando ha identificado claramente las dimensiones del problema “se ha puesto las pilas”. Y destaca, como hacen todos los consultados, la tarea de la base social y de Cáritas.
La jerarquía, desde el recrudecimiento de la crisis, mantiene un perfil bajo. Ha suspendido su habitual campaña Xtantos, en la que gasta cada año el grueso de los casi 5 millones de euros que dedica a campañas de promoción. “Los plazos de la campaña de este año serán excepcionales, como la situación es excepcional”, señala la Conferencia Episcopal Española (CEE) a preguntas de infoLibre, sin dar más detalles. Es una incógnita si habrá campaña después de Semana Santa. La jugada tendría riesgo reputacional.
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