…Bajo el mecenazgo eclesial, los artistas encontraron el éxito en la exageración de las leyendas y la intención de emocionar y cautivar al público convirtiendo los templos cristianos en campos de concentración dónde no podían apartar la vista de la atrocidad y el horror…

Águeda de Catania / Ramón de Oscáriz – Catalina de Oscáriz, siglo XVI
A lo largo de la era cristiana, pero especialmente durante los últimos 500 años, las mujeres hemos sido apartadas de la formación e incluso hemos tenido prohibido el acceso sin embargo y a la par hombres y mujeres hemos tenido que cumplir el precepto de ir a misa los domingos y fiestas de guardar, espacio dónde hemos tenido que convivir con todo tipo de lecturas e imágenes misóginas.
Para responder al desafío de la Reforma Protestante, entre 1545 y 1563, la Iglesia Católica Romana organizó el consejo ecuménico conocido como Concilio de Trento, a partir del cual se llevaron acciones de contrarreforma. A partir de entonces las manifestaciones artísticas y la filosofía quedaban al servicio de la teología y su objetivo era inducir a las masas a aceptar “verdades” y adoctrinar al pueblo.
En el adoctrinamiento entra el emocionalismo, sentimentalismo, teatralidad, el deseo de provocar emociones de dolor, aflicción, causar heridas y provocar lágrimas y, especialmente crear temor en los y las fieles. El arte se convierte en propaganda, los centros religiosos en escenarios y las imágenes en una invitación a participar en las agonías y martirios de los personajes representados.
Lo que la Iglesia Católica Romana pretendió transmitir como vidas ejemplares para aleccionar al pueblo se traduce en representaciones de mujeres, cuyas vidas y leyendas habían relatado los hagiógrafos, recibiendo palizas, esclavizadas, degradadas, golpeadas, amputadas y violadas a la par que custodiadas por elementos iconográficos para la identificación y lectura de las imágenes.
Tanto en las representaciones religiosas de las mujeres, especialmente en el barroco pero también en movimientos artísticos anteriores y posteriores, se crea un culto a la agresión, una violencia constante ejercida sobre ellas así como una veneración a su virginidad. Santas y mártires transmiten angustia y desasosiego; mientras que vírgenes y castas, calma y tranquilidad. Lee el resto de esta entrada »