El cura rechaza renovar al orfeón el alquiler de la sede porque dice que la necesita para actividades sociales, mientras alquila el pórtico de una Iglesia para la terraza de un bar

Lucía Bohorquez, El País, 25 de octubre de 2022
El presidente del coro Biotz Alai (corazón alegre, en euskera) de la localidad vizcaína de Algorta, recibió en su casa el pasado junio un burofax. Extrañado por el envío, descubrió con sorpresa que el remitente era una abogada en representación de la parroquia de San Nicolás de Bari. En el texto se indicaba que el contrato de alquiler que el templo mantenía con el coro por el local de ensayo no se iba a renovar y que el grupo, formado por 53 hombres, tenía de plazo hasta el 1 de noviembre para despejar y desalojar el espacio, situado en los bajos de la casa cural y que ocupaban desde finales de los años sesenta para ensayar tres veces por semana. Molesto y sorprendido, Juan Ignacio Roscales llamó al párroco, Javier Garay, para pedirle explicaciones en persona. “Los tiempos han cambiado, si queréis se puede alquilar por horas, pero tenéis que marcharos”, fue la respuesta que obtuvo del cura.
El desahucio de la coral masculina más importante del municipio ha generado controversia en Algorta, núcleo urbano perteneciente al municipio de Getxo, pero que sus propios habitantes consideran un pueblo en sí mismo. El Biotz Alai es una institución mítica, forma parte de la idiosincrasia del pueblo, ha ganado varios premios en concursos de canto internacionales y tiene una plaza a su nombre en una localidad que sigue manteniendo sus tradiciones.
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