Presidente de Andalucía Laica desde hace tres años, rema contracorriente para combatir los privilegios de la todopoderosa Iglesia católica
Entrevista a José Antonio Naz, Presidente Córdoba Laica / Álex Gallegos ________________
Aristóteles Moreno, Cordópolis, 3 de septiembre de 2023
José Antonio Naz (Almodóvar del Río, 1954) dice que no tuvo niñez. A los diez años, su madre lo metió en el seminario de Santa María de los Ángeles, en plena serranía de Hornachuelos, con el propósito de formarlo para sacerdote. Durante décadas, el vetusto edificio ha exhibido su fantasmal porte de cemento y ladrillo en las estribaciones del río Bembézar. En los sesenta, ingresar en el seminario era una forma de escapar de la penuria y labrarse un futuro.
Naz no recuerda el día en que entró por la puerta de Santa María de los Ángeles. Hay cosas que se borran automáticamente del cerebro. Solo guarda en la memoria que la fila de su curso se organizaba por tallas y que él, debido a su temprana edad, era el primero. También recuerda que nada más levantarse todos los niños enfilaban para rezar. Y que, en materia de sexualidad, recibían una considerable matraca diaria.
PREGUNTA. No hay mejor manera de educar a un laicista que meterlo en el seminario.
RESPUESTA. No creo que tenga nada que ver. Mi conciencia laicista no ha sido una reacción al seminario. Para nada. Ha sido una consecuencia de haber vivido y haber reflexionado. De usar la razón.
P. En el seminario se utilizan los dogmas. No la razón.
R. Sí. Justamente por eso. Otro de mi promoción de ese curso, por cierto, era Félix Ortega [concejal de IU ya fallecido].
El presidente de Europa Laica, Juan José Picó Pastor, defiende la supresión de la escuela concertada, un negocio de miles de millones de euros, cuyo grueso se lo lleva la Iglesia Católica
Crucifijo colgado en el interior de la Iglesia de Iglesia de San Manuel y San Benito ubicada en Madrid / Europa Press ________
“El laicismo es un valor democrático a la par que el tema de la libertad de conciencia. Son dos caras de la misma moneda que se retroalimentan. El laicismo defiende la libertad de conciencia y para tener libertad de conciencia se requiere el laicismo. En ambos aspectos hay sus luces y sus muchas sombras”, afirma, en una entrevista con Público Juan José Picó Pastor, presidente de Europa Laica. Se trata de una asociación fundada en 2001 que promueve el laicismo y que el pasado sábado participó en Granada en las XVI Jornadas Laicistas, en las que compartía escenario en una mesa de debate –moderada por Mª José Frápolli Sanz, catedrática de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Granada– con José Antonio Martín Pallín, magistrado emérito del Tribunal Supremo y María José Fariñas Dulce, catedrática de Filosofía del Derecho de la UC3M.
¿Ha habido avances en esta legislatura en estos asuntos? Picó reconoce que se han producido algunos, en los últimos tiempos, sobre todo con las leyes del Aborto, del matrimonio igualitario y últimamente con la Ley de Libertad de eutanasia. Sin embargo, Picó recuerda que en el ámbito de la neutralidad del Estado y de la necesaria “separación entre Iglesia y Estado como está mandada en el artículo 16.3″ de la Constitución evidentemente queda mucho, mucho, mucho que rascar”. Dice así el artículo 16.3: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”
Una vez aprobada la Constitución de 1978 que rompía con cuatro largas décadas de negación del constitucionalismo y de las libertades, el nuevo texto (tras la última de 1931) daba a la libertad de conciencia, en lo teórico, un tratamiento más que digno, dentro de los límites de un nuevo Estado producto de una “Transición” pactada que imponía la corona y dejaba impune a un vetusto nacionalcatolicismo totalitario. Algunos estamentos de la dictadura quedaban impolutos, al igual que quedaban sin condena las atrocidades de las cuatro décadas de dictadura. Hechos que, hoy, pesan fuertemente en el devenir de nuestra historia, a pesar de los muy tímidos gestos que se han venido haciendo en estos últimos años. Otra cosa es reflexionar si, en ese momento, cabían otras soluciones.
En lo formal, el nuevo texto constitucional, y en lo que respecta al título primero “de los derechos y libertades fundamentales“, se equiparaba a constituciones al uso en estados de larga trayectoria democrática. Sobre todo, los artículos 9.2, 10.2, 14 y el 16, también y -en parte- el 27 posibilitaban caminar en la senda del derecho a la plena libertad de conciencia de cada persona sin distinción y obligaba a los poderes públicos no sólo a desarrollarla y aplicarla de forma positiva, sino a cumplirla, además de garantizar que “ninguna confesión tendrá carácter estatal” (es decir, institucional).
El feminismo de la pensadora y la llamada a luchar por la igualdad en sus escritos y alegatos
Mujeres manifestándose en Barcelona por la libertad de conciencia en 1910. | «Nuevo Mundo» ____________
Macrino Fernández Riera, La Nueva España, 28 de febrero de 2023
La voz de aquella mujer que quiso vivir sus últimos años sobre un acantilado del litoral gijonés supuso todo un acicate para muchas otras, como bien recordará años después de su muerte la maestra gaditana Amalia Carvia: “El nombre de Rosario de Acuña fue una bandera bajo la cual nos agrupamos las que oyendo cánticos de alondra mañanera sacudimos nuestro letargo y nos apresuramos a bañar nuestras almas en plena luz”.
Compañeras eran para ella las mujeres, todas las mujeres, y así, desde el plural, desde el “nosotras”, entendía “la emancipación de la mujer”. Como compañera trató a la joven gijonesa que, en contra de lo que era habitual por entonces y a pesar de las presiones recibidas, decidió contraer matrimonio civil hace ahora más de cien años, en 1916. A esa compañera y amiga (“pues toda mujer que piensa y trabaja lo es mía”) le brindó todo su apoyo en una carta abierta publicada en la prensa local.
Apoyo económico y “un fraternal banquete de protesta” la oferta de Rosario de Acuña a los universitarios movilizados en defensa de la libertad de cátedra tras las críticas de obispos a profesores
«El Diluvio Universal», de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina del Vaticano ___________
Entonces dijo Dios a Noé: “Veo llegado el fin de toda carne, porque la tierra está llena de iniquidad por causa de los hombres. He aquí que voy a exterminarlos, a todos ellos juntamente con la tierra. Hazte un arca de maderas resinosas […] Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y exterminaré de sobre ella todos los seres que he hecho.” […] Al término de los siete días cayeron sobre la tierra las aguas del diluvio” (Génesis 6,13-14; 7,4; 7,10).
El artículo segundo del Concordato de 1851, que estará vigente durante ochenta años, lo dejaba meridianamente claro. A la jerarquía católica española le correspondía el derecho a la vigilancia de la ortodoxia ideológica en todos los estudios impartidos en cualquier centro de enseñanza, público o privado, teniendo los obispos y demás prelados libertad para “velar sobre la pureza de la doctrina de la fe, y de las costumbres, y sobre la educación religiosa de la juventud en el ejercicio de este cargo, aun en las escuelas públicas”.
La colaboración de Rosario de Acuña en la prensa librepensadora define su escritura radical, heterodoxa y crítica con el catolicismo. La autora apoyó la causa del librepensamiento recalcando que la mujer debía ser participar activamente en el debate.
La colaboración de Rosario de Acuña en la prensa librepensadora define su escritura radical, heterodoxa y crítica con el catolicismo. La autora apoyó la causa del librepensamiento recalcando que la mujer debía ser participar activamente en el debate. Este matiz de género permite unir dos de las preocupaciones básicas de una escritora que consideraba que la emancipación de la mujer y la libertad religiosa eran las dos cuestiones palpitantes de ese contexto histórico. Acuña escribió numerosos ensayos y artículos apoyando activamente la necesidad de anular las barreras entre los sexos para aspirar a ideales de igualdad y fraternidad universal.
Rosario de Acuña (Madrid, 1850 – Gijón, 1923) fue una intelectual heterodoxa y controvertida que llevó a cabo una incansable labor como ensayista, dramaturga y periodista. Fue la segunda escritora española que estrenó en el prestigioso Teatro Español (Sánchez Llama, 2004, p. 121) y la primera que leyó en una velada poética en el Ateneo de Madrid.
La lectura de los cinco volúmenes de Obras reunidas editados en el año 2007 nos descubre la ideología radical de una de las escritoras españolas más iconoclastas de las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX (Bieder, 1995, p. 109). La insuficiente atención que su ingente obra ha recibido se explica en parte por la polémica que tanto su personalidad como sus escritos generaron (Arkinstall, 2005, p. 294).
Fuente: Observatorio del Laicismo, 24 de enero de 2023
El pasado 17 de enero tuvo lugar la primera de las sesiones, (vía Zoom[1] en abierto), del Curso de Laicidad 2023 de Europa Laica que seguirán todos los martes -de 19:00 a 20:30H- hasta el 7 de febrero. En esta ocasión se contó con el filósofo Javier Sádaba que habló sobre Libertad de conciencia y laicidad
Sesiones:
24 de enero, “Acuerdos de 1979 del Estado con la Santa Sede”, a cargo de Juanjo Picó, presidente de Europa Laica
31 de enero: “Derechos del menor en la escuela. Carta de laicidad escolar”, a cargo de Fermín Rodríguez, escritor y ex coordinador de Educación de Europa Laica
7 de febrero: “Alternativas laicas a los ritos de paso”, por Fernando Arias, presidente de Rivas Laica
[1] Los enlaces para cada sesión se publicarán en fechas próximas a cada sesión. Enlace / Enlace
Hace 168 años, otoño de 1854, que el rabino reformista Ludwig Philippson(1), influido por la obra de Amador de los Ríos: Los judíos de España. Estudios históricos, políticos y literarios (1848), envió a las Cortes constituyentes un escrito solicitando que la nueva Constitución recogiese la libertad de cultos: “una necesidad irrecusable en toda nación civilizada”. Además, pidió la revocación formal del edicto de expulsión de los judíos, firmado por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492, suponiendo la “reparación de un agravio antiguo” cuyas consecuencias siguen vivas hasta nuestros días. Esta petición cuestionaba por primera vez la unidad católica de España establecida por los reyes Isabel y Fernando mediante la implantación del Tribunal de la Inquisición, la expulsión de los judíos y la conversión forzosa de los musulmanes, y que el Concordato con la Iglesia católica de 1851 blindaba. Las Constituciones liberalitas-católicas de 1812, 1837 y 1845 no osaron en cuestionarlo, cuyo modelo sería el de una monarquía constitucional basada en la ciudadanía católica.
Tales fueron las medidas protectoras del catolicismo como única religión verdadera que llevaron a establecer los estatutos de limpieza de sangre, que discriminaban a los católicos descendientes de judíos y musulmanes, llamados los cristianos nuevos a diferencia de los cristianos viejos o puros: “descendiente de cristianos, sin mezcla conocida de moro, judío o gentil”, según la RAE. Siglos atrás, Francisco de Quevedo, un cristiano viejo, llegaría a burlarse de la poca limpieza de sangre de su enemigo literario, Luis de Góngora., que al igual que Luis Vives, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz o Miguel de Cervantes eran descendientes de judíos.
El 9 de diciembre de 1905 se proclama en Francia la ley que determina la separación entre las iglesias y el Estado. Sobre la conmemoración de este acontecimiento hemos asentado la celebración de un Día Internacional del Laicismo y la Libertad de Conciencia.
Otro 9 de diciembre, esta vez en 1931, se aprueba la Constitución de la II República Española, una de las más avanzadas de la época en lo que respecta a la construcción de un Estado Laico.
El laicismo se sustenta en dos grandes principios morales: la libertad de conciencia y la igualdad de trato para todas esas conciencias. Y para ello aparece como condición necesaria aunque no suficiente un procedimiento básico: la separación iglesias Estado.
Este 9 de diciembre se cumplen 117 años de la ley que proclamó en Francia la separación entre Iglesias y Estado, y 91 desde la aprobación de la Constitución de la Segunda República Española, la única incuestionablemente laica de la historia de nuestro país. Ambos hechos son la razón por el que los 9 de diciembre de cada año conmemoramos el Día Internacional del Laicismo y la Libertad de Conciencia.
Durante el tiempo transcurrido ha habido avances significativos en el derecho a la libertad de conciencia en muchos países de tradición democrática. Sin embargo sigue habiendo numerosas y graves vulneraciones de este derecho en muchos otros lugares así como la ausencia generalizada de una laicidad real como condición necesaria, entre otras, para que la libertad de conciencia pueda ser efectiva. Dos derechos que son parte de la misma moneda.
Así, en primer lugar, mostramos nuestro rechazo al mantenimiento de Concordatos y Acuerdos de los Estados con las confesiones religiosas puesto que son los instrumentos que perpetúan los privilegios eclesiales, manteniendo esa simbiosis entre el trono y el altar que se consideraba superada desde el advenimiento de la Ilustración. El Vaticano tiene aproximadamente 200 acuerdos en vigor con numerosos países, garantizándose a través de los mismos una inagotable fuente de fondos públicos para sus propios menesteres así como una invasión doctrinal en la enseñanza que supone un enorme obstáculo a libertad de conciencia y a los derechos de la infancia.