25 de julio: nada que celebrar, por Lucio Martínez Pereda

julio 25, 2022

Santiago, el santo evangelizador de España, representaba desde la Edad Media la idea de la cruzada contra los enemigos de la Fe. Durante la guerra los servicios de propaganda franquista con el apoyo de la jerarquía eclesiástica reactivan la antigua funcionalidad cruzadista del culto.

Alegoría de Franco y la Cruzada (1948 – 1949) / Arturo Reque Meruvia «Kemer» – Fuente

Lucio Martínez Pereda, Nueva Revolución, 25 de julio de 2022

Cualquier medievalista sabe que en la catedral de Santiago no está enterrado el apóstol. Es un mito inventado por los monarcas asturianos para estimular el ánimo cruzadista en la Reconquista. No puede seguir siendo fiesta en un estado democrático y aconfesional.

El origen islamofóbico de la celebración hace que la fiesta únicamente guste a la ultraderecha xenófoba española. Pero a Vox esta celebración le agrada por otra razón más: durante la guerra civil la festividad del Apóstol Santiago se convirtió en la fiesta propagandística más útil para que el nacional catolicismo presentase el levantamiento contra la republica como una Guerra Santa.

Las ofrendas al Apóstol realizadas por Franco y generales del ejército se refieren a Santiago como santo guerrero bajo cuyo auspicio y protección se coloca la Cruzada contra los “sin Dios” La Festividad de Santiago fue un conductor de sacralidad utilizado durante la guerra civil y la dictadura por Franco para legitimarse como el gran intérprete de la voluntad de Dios. Son numerosas las imágenes propagandísticas de culto a la personalidad de Franco en las que el dictador se representa como el caudillo guerrero legatario en la Tierra de la espada de Santiago.

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Martínez Camino: el obispo azote de Zapatero que preside misas por Franco en Cuelgamuros

julio 20, 2022

El primer obispo jesuita español, que ejerció como secretario general de la Conferencia Episcopal entre 2003 y 2013 bajo el paraguas de Rouco Varela, resucita como figura conservadora al presidir una misa para la ultraderecha en el Valle de los Caídos

Martínez Camino con Rouco Varela

Jesús Bastante, El Diario, 20 de julio de 2022

“Es tremendamente inteligente. Tanto, que resulta despiadado. Y peligroso. Por eso nadie te hablará mal de él en público”. Un obispo español resume la imagen que buena parte del episcopado tiene del obispo auxiliar de Madrid Juan Antonio Martínez Camino.

Martínez Camino fue el primer obispo jesuita de nuestro país. Se convirtió en azote del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y brazo ejecutor del cardenal Rouco Varela entre 2003 y 2013 cuando dirigía la Conferencia Episcopal. Esta semana ha vuelto al primer plano de la polémica al presidir una misa en el Valle de los Caídos, convocada por grupos de ultraderecha, la víspera del “Alzamiento” (con ese nombre se convocó) de Franco que provocó la sangrienta Guerra Civil y cuarenta años de dictadura.

Y es que Martínez Camino –cuyo nombramiento como secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal fue prácticamente impuesto por Rouco Varela a Juan Pablo II y que hoy el Papa Francisco no sabe a dónde enviar– es uno de los obispos más conservadores de nuestro país y uno de los pocos (junto a otros obispos polémicos, como Juan Antonio Reig o Jesús Sanz) que, en público, admite su amistad y apoyo al prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera.

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El siniestro y oscuro reparto del botín artístico franquista: Entregadas a afectos al régimen, a museos o a instituciones religiosas

marzo 1, 2021

Miles de obras salvadas por la II República y las incautadas a los ‘rojos’ se entregaron a afectos al régimen, a museos y a instituciones religiosas

Exposición de piezas de orfebrería montada en Madrid en septiembre de 1940. / RC

Miguel Lorenci, El Comercio, 1 de marzo de 2021

España era la finca privada del franquismo, que en la posguerra hizo lo que le vino en gana con las obras de arte que salvó la República y con las que el régimen incautó». Lo dice el catedrático Arturo Colorado Castellary, que ha estudiado y documentado cómo el franquismo mercadeó con el grueso de las 17.000 obras tuteladas por los republicanos y con las expoliadas a sus «enemigos». En ‘Arte y botín de guerra’ (Cátedra) rastrea el destino de las obras usurpadas a políticos, militares o intelectuales republicanos presos, exiliados o represaliados.

La propaganda franquista insistía en que la República era «enemiga» del patrimonio cultural y la religión. Que en el territorio «rojo» imperaba la barbarie, el caos, la iconoclastia y el robo del patrimonio artístico. Una acusación «incierta», según Colorado, pero mantenida con machaconería y «que escondió durante décadas la labor de salvaguarda republicana de las obras de arte y su destino en la inmediata posguerra».

Casi 9.000 piezas se entregaron «sin conocer su procedencia ni investigar su origen»

Colorado, una autoridad en el estudio del devenir de nuestro patrimonio durante la guerra y la posguerra, ha estudiado durante cinco años la gestión y el destino de las cerca de 17.000 obras almacenadas por la República, «muchas de ellas desviadas luego hacia otros destinatarios que las reconocían como suyas». Casi la mitad, 8.710, fueron entregadas en depósito «a menudo desconociendo su procedencia y sin investigar su origen». De ellas, 3.761 fueron dadas a 35 museos; 2.330 se repartieron entre organismos oficiales como ministerios, ayuntamientos o cuarteles; 2.040 se entregaron a la Iglesia y 579 a particulares. Todas estaban controladas e inventariadas por la Junta del Tesoro Artístico (JTA) y almacenadas en grandes depósitos del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (Sdpan) entre 1939 y 1945. Read the rest of this entry »


El botín de guerra del Obispado de León

febrero 20, 2021

La República salvó 17.000 obras de arte. Algunas permanecieron en España y otras fueron evacuadas al extranjero. El profesor Arturo Colorado les ha seguido la pista. El franquismo solo devolvió la mitad a sus legítimos propietarios, mientras que el resto fueron desviadas a particulares e instituciones como el Obispado de León.

Portada (fragmento) del libro “Arte, botín de guerra” de Arturo Colorado Castellary

Verónica Viñas, Diario de León, 20 de febrero de 2021

En la España arrasada tras la Guerra Civil quedaba un tesoro por repartir. Un botín formado por 17.000 obras de arte, puestas a salvo por la República, algunas de ellas refugiadas en Ginebra. El franquismo lo tuvo fácil, porque prácticamente todas estaban inventariadas. Sin embargo, 8.710 obras fueron repartidas en depósito: 3.761 fueron a parar a 35 museos, 2.330 se distribuyeron entre organismos oficiales, como ministerios, ayuntamientos y ejército, otras 2.040 se entregaron a la Iglesia y 579 a particulares.

La devolución fue discrecional; y, por supuesto, los bienes de los republicanos fueron «confiscados y distribuidos a capricho». A Arturo Colorado Castellary, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, le ha costado cinco años de investigación desentrañar la política franquista de restitución de este ingente patrimonio. La consecuencia es el libro Arte, botín de guerra. Expolio y diáspora en la posguerra franquista (Editorial Cátedra) gracias a dos proyectos de I+D que le han permitido realizar una auténtica labor detectivesca. Los resultados son sorprendentes.

‘Dos vírgenes con niño y ángeles’, entregada al Obispado.

El autor expone que «resulta difícilmente comprensible» que en estos años de penurias y reconstrucción se entregaran en depósito a la Iglesia en León 13 obras de arte, cuando no había sufrido ningún daño durante la guerra. El Palacio Episcopal de León —así consta en la documentación oficial— recibió en 1941 ocho pinturas en respuesta a la solicitud del obispo, que había pedido obras «para decorar el salón del trono». Se trata de pinturas de los siglos XVI al XVIII, «de origen desconocido, por haber sido incautadas por la CNT en Madrid». Read the rest of this entry »


Religión católica y su relación con la ultraderecha española

diciembre 8, 2020

Entrada 1- Spanish 2020 (LJN) - YouTube

Cruzados del siglo XX. Alegoría de Franco y la Cruzada / Arturo Renque Meruvía

Adrián Juste, AlDescubierto, 8 de diciembre de 2020

La religión y las creencias espirituales de todo tipo han regado la Historia de la Humanidad prácticamente desde que se tiene constancia del paso del ser humano por el planeta. Se cree, de hecho, que la primera construcción donde las personas empezaron a cooperar y, por lo tanto, a funcionar como sociedad (aunque fuera de manera muy primitiva), data de hace unos 12.000 años y tuvo un motivo religioso.

Podría decirse, por una cuestión lógica, que desde que el ser humano tiene la capacidad de hacerse preguntas sobre el sentido de la vida y el origen de todo lo que le rodea, existe la religión. Y, como tal, creencias de este tipo hay prácticamente tantas como culturas en el mundo.

Según el autor Kenneth Shoulder en su libro The Everything World’s Religions Book, existen cerca de 4.200 religiones vivas en la actualidad. A estas habría que sumar todas las que ya han desaparecido y las que nunca se llegarán a conocer.

No es de extrañar, por lo tanto, que la religión haya formado parte de infinidad de procesos históricos y de cambios sociales, políticos, culturales, económicos y de casi cualquier índole. En las expansiones territoriales de Oriente Medio, por ejemplo, entender el papel del Islam es fundamental, del mismo modo que el Cristianismo en el caso del Imperio Español.

Al final, las religiones no son más que un sistema de creencias, costumbres, valores y símbolos establecidos en torno a una idea de la divinidad, de lo sagrado o de lo espiritual que distintos grupos humanos adoptan como guía en sus vidas, para dar sentido a la misma y como guía de lo que es correcto o incorrecto. Read the rest of this entry »


“Monarquía e Iglesia carecieron de la sabiduría necesaria para administrar sus privilegios con prudencia y cautela”

julio 28, 2020

Llama la atención, dadas las miles de inmatriculaciones practicadas, un afán eclesiástico por lo exclusivo, lo excluyente, la relación especial e “íntima” con las “cosas”, que es la propiedad, el más absoluto de los derechos patrimoniales y frente a todos o erga omnes”

Juan Carlos I y el cardenal Rouco

Juan Carlos I y el cardenal Rouco

Ángel Aznárez, Religión Digital, 28 de julio de 2020

“El drama está en nosotros, y nosotros pos somos el drama”. (Luigi Pirandello)

Hans Blumenberg, filósofo alemán, en La legitimación de la Edad Moderna, estudia el fenómeno de la secularización, que lo considera “como corroboración de un largo proceso en el que tiene lugar las paulatina desaparición de vínculos religiosos, de posturas trascendentes, de esperanzas en el más allá, de actos de culto y de una serie de giros lingüísticos fuertemente acuñados tanto en la vida pública como privada”. La utilización de ese concepto, como escribiera Lefebvre, es dificultosa, pues tropezamos con los correlativos secularismo y secularidad, términos que aluden a fenómenos socio-culturales de gran complejidad.

El jesuita nada sospechoso, José Gómez Caffarena, filósofo de la Religión, autor de El enigma y el Misterio (Trotta 2007), se interrogó sobre la secularización y escribe: “Secular, de saeculum, siglo, es una versión temporal en contraposición a “eterno”, que es una denominación de lo divino, Dios y lo directamente referido a él”. Podemos añadir que en estos momentos España, por causas o raíces de diversa naturaleza, está viviendo una apoteosis de lo secular, con arrinconamiento de lo religioso, que deja a los llamados pastores de la grey católica (o Iglesia peregrina en España, tal como se dice a la moda), en un estado de perplejidad

El concepto de secularización, como todos los esenciales para comprender la realidad de lo específicamente humano, se fragmenta en una pluralidad de notas que representan aspectos parciales de un mismo objeto. Así, la secularización es interesante desde el punto de vista político, lo cual nos remite al pensamiento de Carl Schmitt, el cual fue considerado Kromjurist o el “jurista oficial del Tercer Reich”, y muy importante en la España del Estado Total.

Sus planteamientos, sirviéndose también de los de Hobbes (El Léviathan), pudieron ser determinantes para los hipotecaristas españoles, autores de la reforma hipotecaria de los años cuarenta (Ley de 1944 y Decreto de 1946), base de las posteriores miles de inmatriculaciones a favor de la Iglesia Católica (la Diocesana). Read the rest of this entry »


Carta de José María Escrivá de Balaguer a Francisco Franco (1958)

junio 6, 2020

Ver las imágenes de origen

Escrivá de Balaguer

6 de junio de 2020

En estos últimos días el Opus Dei está de nuevo en la prensa gracias a que el cese de Pérez de los Cobos hizo recaer de nuevo la atención en lo atado y bien atado que el ex ministro del Interior Jorge Fernández Díez había  dejado la Secretaría del Estado de Seguridad.

Público recordaba cómo Jorge Fernández Díaz había construido en la cúpula de Interior “un círculo de poder compuesto por afiliados o simpatizantes del Opus Dei, o incluso miembros de la Orden Constantiniana de San Jorge, a la que pertenece él mismo a pesar de no estar reconocida por el Vaticano”. A lo largo de  su mandato se rodeó de este círculo de simpatizantes de la Obra cuya continuidad  se aseguraba bajo la dirección del destituido Pérez de los Cobos.

Tal vez por esa “actualidad” o símplemente “Pues…Memoria histórica”, como finaliza el artículo, InfoVaticana publica ahora una carta que en mayo de 1958 Escrivá de Balaguer había dirigido a Franco con motivo de la promulgación de los Principios Fundamentales.

Artículo

La cigüeña de la Torre, InfoVaticana

Carta de San José María Escrivá de Balaguer al Jede del Estado español Francisco Franco

La he leído en Movimiento Católico Español. No la conocía. O si la conocí, no la recordaba:

“Al Excmo. Sr. D. Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado español.

Excelencia,

No quiero dejar de unir a las muchas felicitaciones que habría recibido, con motivo de la promulgación de los Principios Fundamentales, la mía personal más sincera. Read the rest of this entry »


4 de mayo de 1938: El Vaticano elige como gobierno legítimo al bando golpista

mayo 4, 2020

El 4 de mayo de 1938 no fue un buen día para España: El Vaticano reconoce como gobierno legítimo al bando golpista

Elegir como gobierno legítimo al bando golpista | De Buenas a ...

Víctor Lloret, Cadena SER, 4 de mayo de 2020

El 4 de mayo de 1938 no fue un buen día para España. De hecho, España llevaba casi dos años malos…

Todo había empezado en julio de 1936, cuando buena parte del ejército se había levantado contra el gobierno legítimo de la nación para imponer un retorno al oscurantismo y la represión que habían caracterizado gran parte de la historia moderna del país.

Entre las cosas que reivindicaban estos militares liderados por el general Franco estaba un retorno a la posición de privilegio de la iglesia católica en la vida social y política de los españoles. La república, la institución contra la que se habían levantado, estaba intentando que se abriera paso una sociedad más progresista y laica, pero esto enfureció tanto a la iglesia como a los militares.

De hecho, el propio Franco no dudaba en catalogar la matanza de compatriotas que estaba realizando como “cruzada nacional”; una cruzada en la que se había bombardeado a población civil desarmada sin ningún tipo de contemplaciones, y se habían perpetrado matanzas como la masacre de Badajoz, en la que fueron ejecutados a sangre fría miles de ciudadanos, incluyendo a mujeres y niños.

Pero los miles de asesinados del bando fascista no fueron suficientes para disgustar a la iglesia católica. El 4 de mayo de 1938 la Santa Sede tuvo uno de sus días más negros, al reconocer como legítimo gobierno del estado español a los militares dirigidos por Franco. Este, como agradecimiento, siguió mostrando su distancia sideral con los ideales de Jesucristo durante el resto de su cruzada nacional. Ironías de la vida.

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El Concordato, Franco y la autodeterminacion se cuelan en la campaña electoral

octubre 31, 2019

Antonio Gómez Movellán, presidente de Europa Laica

Los asistentes al acto de Falange realizan el saludo fascista en el Ateneo.

26O: Los asistentes al acto de Falange realizan el saludo fascista en el Ateneo de Madrid / Fuente

Antonio Gómez Movellán, Público, 31 de octubre de 2019

En las últimas semanas se ha hablado mucho en nuestro país de la reasignación de los símbolos. La exhumación de la momia de Franco, en medio de una retrasmisión televisa con cierto olor a naftalina ha concitado, por un lado, la alegría de todas las personas que sufrieron la represión franquista y por otro, la incomodidad de una derecha española que nunca ha roto su cordón umbilical con el franquismo. Ha sido Nicolás Sánchez de Albornoz quien ha puesto los puntos sobre las ies sobre el futuro del monumento nacional católico: “tengo la esperanza de que un día al mirar la gran cruz, ésta haya desaparecido”.

En España los símbolos del franquismo se han mantenido durante más de cuarenta años y todavía muchos persisten por aquí o por allá. Por ejemplo, en la ciudad de Santander la estatua ecuestre de Franco presidió la plaza central de la ciudad desde el año 1964 hasta el año 2009 y con la aquiescencia explicita de todos los partidos políticos de la ciudad. La realidad es difícil de explicar, pero en España, tras la muerte de Franco, se produjo una reforma, lo que se vino en denominar transición, que fue dirigida por los capitostes del régimen franquista en un contexto de fortísimas movilizaciones sociales. En cierta forma la Constitución española de 1978 tiene, como dice Pérez Royo, más de Carta otorgada que de Constitución radicalmente democrática. La transición española requiere de una urgente revisión histórica y de su desmitificación y el régimen surgido de ella de un reseteo que abra la vía a cambios políticos y constitucionales profundos. El resultado de estas elecciones de 10 N determinará, en gran medida, si se avanza en un sentido de ruptura o bien se consolida un bipartidismo monárquico que ya no cabe en sus costuras.  Desde luego, las reformas que se puedan emprender necesitarán de una fuerte presión popular. Read the rest of this entry »


El sueño de Franco: liderar su propia iglesia y emular a Felipe II

octubre 23, 2019

El dictador se construyó por conveniencia una imagen pública de católico devoto mientras mantenía disputas políticas con Juan XXIII y Pablo VI

Valle de los Caidos

El dictador Francisco Franco en una visita al Valle de los Caídos para revisar los planos de las obras. EFE

Juan G. Bedoya, El País, 23 de octubre de 2019

Francisco Franco se envolvió en el manto del nacionalcatolicismo, procesionado bajo palio por los obispos, para decidir el nacimiento del Valle de los Caídos, un costosísimo complejo religioso en una España de sangre, campos de concentración y racionamiento. Los textos de la época, la mayoría llevados al BOE, abundan en la parafernalia que acompañó al dictador hasta su muerte, siempre a su lado el brazo incorrupto de la santa Teresa de Ávila. Unos ejemplos: “Santa Cruzada contra la tiranía de los sin Dios”. “Salvar la civilización cristiana”. Dios, Patria y Fe. Victoria. Caídos. Peregrinación. Santa Cruz. Basílica…

Los primeros párrafos del decreto de la Jefatura del Estado sobre Cuelgamuros, de 1 de abril de 1940, son como un sermón de la época: “La dimensión de Nuestra Cruzada, los heroicos sacrificios que la Victoria encierra y la trascendencia que ha tenido para el futuro de España esta epopeya, no pueden quedar perpetuados por los sencillos monumentos con los que suelen conmemorarse en villas y ciudades los hechos salientes de Nuestra Historia y los episodios gloriosos de los Hijos de Dios”. Así se anuncia la creación del Valle de los Caídos. Sin embargo, Franco no había sido un meapilas, según frase del general Gonzalo Queipo de Llano. Fue su intuición de que Adolf Hitler y Benito Mussolini no podrían vencer en una guerra contra el resto del mundo lo que le impulsó a tratar con mimo obsesivo a la Iglesia católica, su principal apoyo, mostrándose en público como un devoto de misa diaria, rosario antes de cenar y cuatro días de ejercicios espirituales cada año con los jesuitas.

Esos afanes cristianos se exaltan en el primer decreto sobre el Valle, pero conviene subrayar la decisión de construirlo frente a Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, tan lejos de Madrid. Como Carlos V y Felipe II, Franco soñaba con liderar su propia Iglesia nacional, con poder sobre el Vaticano, y consolidar el papel de salvador de la civilización cristiana. En cambio, los papas, sobre todo Juan XXIII y Pablo VI, le pararon los pies en un combate político que culminó en la cuaresma de 1974, cuando el cardenal Vicente Enrique y Tarancón acudió al palacio del Pardo con el decreto de excomunión y advirtió al dictador que ejecutaría la sanción papal si el Gobierno persistía en la idea de mandar al exilio al obispo de Bilbao, Antonio Añoveros. Según Tarancón, el Caudillo, muy enfermo, se echó a llorar y musitó que él siempre había sido un fiel cristiano. Read the rest of this entry »