El ensayo “Jesus y John Wayne” desentraña el éxito en las bases integristas de Donald Trump, antítesis del buen cristiano, desvelando una mutación beligerante de la fe que también se extiende por España
Trump posó con la Biblia en la mano frente a una iglesia dañada poco después de que la policía usara gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes cercanos que protestaban por el asesinato de George Floyd, víctima de la brutalidad y el racismo policial (2020) / Getty Images _____________
Una de las escenas más impactantes del mandato de Donald Trump tuvo lugar en 2017. El presidente invitó al Despacho Oval a un un nutrido grupo de líderes evangélicos. La reunión terminó con el presidente sentado frente a su mesa, rodeado de pastores que rezaban por él. Al menos cinco posaban sus manos sobre las anchas espaldas del magnate, que mantenía las manos entrecruzadas y los ojos cerrados. Tomó la palabra el pastor texano Robert Jeffress: “Padre, nos has dado un regalo, el presidente Donald Trump, que quiere traer curación a este país”. Acabaron todos a la vez con un “amén”.
Las asociaciones contrarias al derecho al aborto están en permanente pelea para tumbarlo en España, comparten espacios, estrategias y miembros, entre los que destaca el exministro Jaime Mayor Oreja o el presidente de HazteOir, Ignacio Arsuaga.
Concentración frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz, a 17 de junio de 2021 / Alejandro Martínez Vélez / Europa Press _________
El plan anunciado por Vox para frenar los abortos en Castilla y León, que aún no ha logrado aclarar la Junta, ha sido ampliamente celebrado por las asociaciones antiaborto que libran una cruzada contra este derecho. Llevan años activas, en permanente pelea con el único objetivo de dar marcha atrás y restringir su acceso. Alimentado por sus logros en países como Hungría o EEUU, el movimiento antiaborto conforma un complejo entramado de organizaciones que comparten discurso, ideas y también nombres, entre los que figuran varios vinculados a la derecha más reaccionaria, algunos en activo y varios de ellos ya retirados.
Aunque fueron especialmente beligerantes durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, los ‘lobbies’ antiaborto se han rearmado ahora contra las políticas del Gobierno y en particular la nueva Ley del Aborto o la reforma legal contra el acoso ultra en las clínicas. Las organizaciones están aglutinadas en distintas iniciativas y plataformas, que aunque con distintos nombres, replican discurso y miembros. Asimismo, en el universo antiaborto, es común que los integrantes de los colectivos formen parte de más de uno al mismo tiempo.
Católicos denuncian a la revista satírica por presentar a Jesucristo con el emoticono de un excremento.
__________
Andrea Vicario, Nueva Tribuna, 7 de diciembre de 2022
La polémica navideña llega de manos de la revista satírica Mongolia con una portada que ha enfadado mucho a los católicos. En la misma se recrea el belén y a Jesús representado con el emoticono de un excremento bajo el título de‘¡Ha nacido el hijo de Dios! ¡Igualito al Padre!’.
Tras su difusión en redes, el Instituto de Política Social (IPSE) anunciaba que llevará a la publicación a los tribunales “por atentar contra los sentimientos religiosos y por incitación al odio”. A esta denuncia se sumaba poco después otra querella de la fundación Abogados Cristianos.
IPSE ha pedido el “cierre inmediato” de la revista por vía judicial. “Está claro que si lo que buscaban era cabrear a los católicos, lo han conseguido”, afirmaba en un comunicado su presidente, Pablo Hertfelder.
En las últimas horas, los mensajes cruzados de ambas partes avivaban aún más el fuego. Desde Twitter, Mongolia se reafirma y se defiende, con buena carga de ironía, de las críticas, al tiempo que se eleva el tono amenazante del Instituto. “Estos delitos no se pueden consentir”.
El blindaje del gigantesco símbolo religioso, un fetiche del movimiento ultracatólico, se produce en medio de una campaña de presión de Hazte Oír sobre la presidenta
Rocío Monasterio, portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, e Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad / EP ____________
Ángel Munárriz, Infolibre, 22 de noviembre de 2022
El anteproyecto de Ley de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid esconde un regalo para el incansablelobby integrista español, que jamás detiene su campaña y recoge cada vez más frutos. ¿Qué regalo? La norma establece la protección especial de la “arquitectura religiosa, incluyendo los calvarios tradicionales y las cruces”, una definición que abarca la cruz del Valle de los Caídos. Palabras mayores. El gigantesco monumento es una auténtica obsesión, un fetiche del movimiento ultracatólico español, que con el inicio de la tramitación de la nueva ley se anota un logro en el terreno simbólico. No es su única conquista. Tanto Vox como un sector del PP liderado por Isabel Díaz Ayuso están alineados con parte importante de las ideas y expresiones de este movimiento sobre natalidad, Agenda 2030 o historia de España. Ayuso, figura de enorme trascendencia ideológica en la derecha española, “se ha vendido a los fundamentalistas” para estrechar el espacio electoral de Santiago Abascal y los suyos, señala el investigador sobre extrema derecha Román Cuesta.
“Un grupo ultracatólico utiliza a los muertos de la Guerra Civil para arremeter contra la Ley de Memoria Democrática. La Asociación Católica de Propagandistas(1), una de las más potentes dentro de la derecha ultraconservadora española, ha lanzado una campaña en las calles de 40 ciudades en la que reivindica a los mártires que “han muerto perdonando a sus verdugos” (artículo de El Diario)
A veces, el don de la oportunidad de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) resulta, cuanto menos, cuestionable y es difícil disipar la sospecha de la mera excusa oportunista con la que seguir engordando un particular agitprop neofascista y neoconfesional. Y ya no es solo por homenajear a Benedicto XVI por su 95 cumpleaños casi siete meses más tarde con un plantel de oradores formado por algunos de los eclesiásticos más refractarios al papa Francisco. No, no.
Ahora, acaba de instalar en las marquesinas de más de 40 ciudades unos carteles “en memoria de los mártires de la persecución religiosa en España”, y lo hace coincidiendo con el anuncio de la diócesis de Barbastro-Monzón de que abrirá la causa de beatificación de 252 mártires de la Guerra Civil española este domingo 6 de noviembre, fiesta de los Santos Mártires de la Persecución Religiosa del siglo XX en España, por si alguien va perdiendo la memoria…
Una causa de la que su obispo, Ángel Pérez Pueyo, muy probablemente se haga eco con sincera devoción en la misa que, presidida por él, Televisión Española retransmitirá ese día, dentro de los programas religiosos que el Estado firmó hace más de tres décadas (en pleno gobierno socialista) con todas las confesiones de notorio arraigo en España.
La radicalización es el último reducto del que se sirven las élites económicas más exclusivas para tratar de contrarrestar los afanes regulatorios, fiscales y asistenciales, y así volver a incrementar sus ganancias
Integrantes del Instituto religioso Iesu Communio / Fuente
Ignacio Fernández de Mata, Ctxt, 26 de octubre de 2022
La aparición en España de la ultraderecha posmoderna tuvo poco de inesperado dadas las paternidades: la Iglesia y el Partido Popular. Históricamente, ambos progenitores, cada uno con sus lógicas cronologías, muestran condiciones embrionarias de lo ultra; en ocasiones, rotundas manifestaciones. Sin el concurso de ambos –y de las condiciones ya tratadas anteriormente– no contaríamos con un partido como Vox, ni con los efectos que de su existencia se desprenden. La simplificación enunciativa no ha de ocultar la participación de otros importantes actores, como la prensa o el Ibex, no necesariamente subordinados de los anteriores ni desligables entre sí.
La Iglesia tiene una larga historia de integrismo. Como antecedentes encontramos la cruzada acometida durante la segunda mitad del siglo XIX contra los procesos político-culturales de la secularización –el desencantamiento del mundo– y de la sacralización del poder político de la nación –el Estado liberal–, empeños particulares del Concilio Vaticano I. Llegaron las encíclicas condenatorias y las promotoras de una nueva actuación eclesial: la política sin tapujos –si es que alguna vez la Iglesia no fue política–. Al calor de la cruz surgieron partidos políticos, sindicatos, periódicos, editoriales y todo un conglomerado de celebraciones y consumos culturales que trataban de sostener un concepto de sociedad y creyente trentino, ortodoxo. Había que ir más allá de los muros parroquiales, conquistar las calles, los parlamentos, las culturas de clase… Llegaron, ¡cómo no!, las apariciones marianas, siempre atentas a las crisis institucionales, a las llegadas de repúblicas laicistas y revoluciones…, y prometieron desastres, cataclismos y sufrimientos –como si la historia de la humanidad no fuera exactamente eso–. Los objetivos de esta denodada lucha eran resistir, mantener los seculares privilegios, afirmarse frente a las demandas de un mundo de libertades y derechos no custodiados. Su prédica: lasanta intolerancia. La vigencia de este partido, contrario al espíritu del Concilio Vaticano II –y al papado actual–, continúa hasta hoy.
“Siempre me he sentido obligado a ir al Camino Neocatecumenal, en mi casa no había otra opción”, afirma José González, un chico de 25 años que vive en Almería. En su familia son 14, sus dos padres y sus 12 hermanos. Todos han pertenecido en algún momento de su vida al Camino Neocatecumenal, más conocido como losKikos, pero solo los que siguen viviendo con sus padres permanecen en él.
En España se estima que unas 100.000 personas pertenecen a grupos ultracatólicos o ultraortodoxos como por ejemplo: el Opus Dei, los Legionarios de Cristo o Comunión Liberación.
José estuvo en el camino durante más de 8 años y tras comunicar a sus padres que no quería seguir, tuvo que irse a vivir al extranjero. Muchos de los miembros de estas organizaciones son hijos de familias que nunca han tenido la libertad para decidir por ellos mismos si querían pertenecer esa comunidad católica o no. Una situación que cada vez es más común y que acaba con muchos de ellos fuera de sus casas y de sus familias.
La extensión del discurso antiimpuestos se impone en el catolicismo radical español, donde al mismo tiempo cunde el rechazo a las ayudas a los más pobres porque crean “pesebrismo” y benefician a la izquierda
Manifestante convocado por Hazte Oír a una protesta frente al Ministerio de Igualdad, en septiembre de este año / Europa Press
Si hiciéramos una “nube de tags”, ese resumen visual en el que se ven más grandes las palabras más repetidas del discurso, destacarían “aborto”, “lobby LGTBI”, “tradición” y “familia”, pero también aparecería –y no en pequeño– el término “impuestos”. Y siempre, claro, para bajarlos. Hablamos del movimiento católico radical español, con una creciente veta ultraliberal que amplía su campo de conexiones y lo empuja a ver cualquier intervención del Estado en la economía –salvo excepciones como financiar la educación privada– como un ataque a la libertad e incluso a la familia o como un intento de comprar votos.
Un ejemplo del matrimonio entre lo moralmente ultraconservador y lo económicamente ultraliberal, fenómeno directamente importado de Estados Unidos, está en NEOS, la nueva organización aglutinante de referencia en España en esta familia. NEOS ha desarrollado, apoyándose en académicos y activistas conservadores, una extensa producción de contenido sobre los temas que le preocupan, como aborto, memoria histórica, ataques a la Corona y Agenda 2030. Su objetivo es construir un almacén argumental para la “batalla cultural” contra los valores progresistas. Pues bien, la pobreza brilla por su ausencia en el corpus de NEOS, que en cambio sí difunde un mensaje de Isidro Catela, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, vinculada a los Legionarios de Cristo, ridiculizando el interés del Gobierno por la “pobreza menstrual”. Es un discurso calcado del que lanza desde hace años la miríada de grupos integristas que ha logrado disciplinar al Partido Republicano en Estados Unidos: cualquier gasto o política que no encaje en lo “natural” –bajar impuestos a “familias” y “empresas”– es caricaturizado como un capricho ideológico.
La marquesa de Griñón acudirá a México a la nueva edición del Congreso Mundial de las Familias, un encuentro internacional promovido por organizaciones religiosas conservadoras del que es habitual Ignacio Arsuaga y al que han acudido desde Matteo Salvini y Giorgia Meloni a Viktor Orbán.
Tamara Falcó participará a finales de este mes en el Congreso Mundial de las Familias que se celebrará en México. Este evento se ha convertido en un encuentro de referencia para el movimiento internacional ultracatólico. En las últimas ediciones, celebradas en Verona (Italia) y Budapest (Hungría), han acudido líderes políticos de formaciones de extrema derecha como el ex ministro italiano Matteo Salvini, la presidenta de Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), Giorgia Meloni; y el primer ministro húngaro Viktor Orban.
Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir, es un habitual de este evento. De hecho, la marca internacional de su organización, CitizenGo, es uno de los colectivos convocantes del Congreso Mundial de las Familias. Este lobbista español se ha convertido en uno de los actores más relevantes del movimiento ‘antigénero’ internacional, con campañas en contra de la ley del aborto y de los derechos LGTBI. Su organización está detrás del autobús que recorrió Madrid con el mensaje tránsfobo “los niños tienen pene y las niñas tienen vulva”.
En su intervención en la edición que se celebró en Verona en 2019, Arsuaga aseguró que “la familia natural está siendo atacada en todo el mundo”. Por lo tanto, para evitar esta situación animó a los asistentes a rezar. “Rezad por la familia natural, rezad por nuestras familias. Confiad en Dios y en la divina Providencia”. aseveró. Y sentenció: “Si Dios quiere, ganaremos la batalla cultural más pronto que tarde”.
El campamento de los cachorros carlistas, que se viene celebrando desde 1986, es una de las actividades de adoctrinamiento de la Comunión Tradicionalista Carlista, una rama ultracatólica y ultraderechista
Un grupo de “pelayos” carlistas en formación / Fuente foto
“Por Dios, por la Patria y el Rey / Lucharon nuestros padres / Por Dios, por la Patria y el Rey / Lucharemos nosotros también
Lucharemos todos juntos, todos juntos en unión / Defendiendo la Bandera de la Santa Tradición / Lucharemos todos juntos, todos juntos en unión / Defendiendo la Bandera de la Santa Tradición
Cueste lo que cueste se ha de conseguir / Que los boinas rojas entren en Madrid”
Con este alegre himno, la Marcha de Oramendi, despedían un puñado de Pelayos y Margaritas, los cachorros del carlismo de ultraderecha, su campamento de verano en Hoyos del Espino, organizado por la asociación Cruz de Borgoña, y para que no quedara dura de que tenían bien aprendida la lección gritaron, mientras arriaban la bandera carlistas, un “Viva Cristo Rey”, que a los que ya peinamos canas nos recordó los oscuros vínculos que los partidarios de Sixto Enrique de Borbón con las organizaciones de ultraderecha.