Pablo Batalla escribe sobre cómo, entre las distintas salidas a la crisis del capitalismo neoliberal, hay quien ensaya, también en España, un neoliberalismo juche aparejado al fanatismo religioso

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Pablo Batalla, La Marea, 18 de diciembre de 2022
El nuevo candidato del PP a la presidencia del Principado de Asturias, Diego Canga Fano —exasesor del expresidente socialista Javier Fernández, a quien el resto de España recordará como director de la gestora que defenestrara con malas artes al primer Pedro Sánchez— se estrena ofreciéndonos una estampa triple que compendia los tonos que van a caracterizar, en los próximos años, al gran partido de la derecha española, conjurada, a su teórica izquierda, la competencia de Ciudadanos y un tanto agotada la de Vox a su derecha, con independencia de que el virus del posmofascismo hispano pueda abatir sobre nosotros, en el futuro, una segunda ola. Lo primero que ha hecho Canga —a quien se le organizó un delirante boato de desembarco en el Aeropuerto de Ranón— ha sido visitar en Covadonga al arzobispo de Oviedo, el ultramontano Sanz Montes, líder informal del ala más ultra de la Iglesia española, y pedir después veinte minutos para rezarle a la Santina con recogimiento; colgar en Twitter, con motivo del Día de la Constitución, una fotografía de su jura de bandera; alabar como su gran maestro a Antonio Tajani, vicepresidente de Giorgia Meloni, y enunciar en Gijón un programa ultraliberal, de corte ayusista.