
Antes de la misa en Covadonga, Sanz Montes “recibe” a Adrián Barbón en Covadonga / Damián Arienza (El Comercio)
Vicente G. Bernaldo de Quirós, El Fielato, 1 de octubre de 2020
El mayor inconveniente de celebrar la fiesta de la autonomía asturiana el 8 de septiembre es tener que compartir el día con la festividad de la Virgen de Covadonga porque la interferencia de los mensajes divinos desvirtúa el carácter político de la realidad asturiana, que, en teoría, tiene que descollar sobre el resto
Sin embargo, desde que el estado de las autonomías es el que es, los asturianos hemos conocido la torpeza, no sé si intencionada o fortuita, de escoger el mismo día en que los católicos han decidido rendir homenaje a la Santina para tratar de explicar cuáles son los problemas reales de esa comunidad autónoma llamada Asturias.
Fue el presidente preautonómico Rafael Fernández el que optó por esta fecha, quizá con el objetivo de hacerse perdonar por los asturianos su pasado socialista y republicano y reivindicar su conversión conservadora. Sea como fuere, la autonomía designó erróneamente esa fecha para festejar el día de Asturias, sin que ninguno de sus sucesores pusiera objeción alguna y fuera mínimamente crítico con esa efeméride.
Y así estamos ahora combinando la fiesta religiosa con la política y con un presidente autonómico elegido en las urnas rindiendo pleitesía a un pope religiosos que articula su discurso estratégico en función de los intereses del vaticano o de su confesión, por encima del bien común, porque la maldita tradición impone que el jefe autonómico se pase por Covadonga antes de por la sede del Gobierno regional. Lee el resto de esta entrada »