Irán, un año después del asesinato de Mahsa Amini

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Nazanín Armanian, Público, 17 de septiembre de 2023
El asesinato de la joven kurda iraní Mahsa Amini a manos de los Guardianes de la Revolución Islámica (GRI), el 16 de septiembre, y bajo el falso pretexto de ser una bad-heyab (“mal-hiyab”), no sólo dividió la historia de la Teocracia Totalitaria Islámico-Chiita (TTICH) en un “antes” y un “después”, sino que manifestó la insuperable brecha existente entre el poder y la sociedad: una junta militar-clerical de extrema derecha y de corte medieval frente a un Irán con “espíritu de época” (el concepto hegeliano de Zeitgeist) que desde su Revolución Constitucional de 1905 -que le convirtió en el primer país de Asia en tener un parlamento-, no ha parado de luchar por un sistema moderno, justo, igualitario y democrático de gobernanza.
Este año hemos estado ante el movimiento de protesta geográficamente más amplio de la historia del régimen islámico, extendido a 138 ciudades en la totalidad de 31 provincias de Irán.
Para desmentir que era un régimen de asesinos y que ni habían tocado a Mahsa, los GRI mataron con disparos directos a al menos 600 iraníes que se rebelaron en protesta por aquel vil crimen (71 eran menores de entre 10 y 17 años), ahorcaron a diez hombres como pedagogía del terror, y encarcelaron y torturan a decenas de miles: a varios -como Esra Panahi, muchacha de 15 años, y Javad Ruhi, de 35 y condenado a muerte- los mataron bajo la tortura; a Nika Shakrami, de 16 años, con signos evidentes de violación “legítima”, le tiraron en un descampado una semana después de su secuestro. Alegaron que no eran más que “enemigos” (¡cierto, del fascismo!), y fueron al “otro mundo” a causa de “infartos”, “enfermedades crónicas” o “suicidio”.
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