Jornada en la Facultad de Ciencias Jurídicas, Universidad Pública de Pamplona, el 25 de noviembre
En la cima la iglesia-fortaleza de Uxue, uno los templos inmatriculados por la Iglesia que ha recibido ayudas del Gobierno navarro para su restauración. / Fotografía: Iñigo Uriz | Foku
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27 de noviembre de 2021
El pasado jueves 25 tuvo lugar una jornada académica sobre las inmatriculaciones de bienes por parte de la iglesia católica en la UPNA. En ella el Consejero de Políticas Migratorias y Justicia presentó los datos de las casi 3.000 inmatriculaciones realizadas en Navarra entre 1946 y 2015, que dos días antes había hecho públicos en el Parlamento navarro.
La Jornada contó también con representantes de la Coordinadora Estatal Recuperando.
La inauguración, presentación y moderación corrió a cargo de Beatriz Rodríguez Sanz de Galdeano, Profesora Titular de Universidad de Derecho del Trabajo de la UPNA y Vicedecana de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UPNA.
“Hay que ser realistas. Cada vez hay más gente, no digo que deje de creer, pero sí de pertenecer, y hay una crisis en ese sentido, que cada vez hay menos católicos”. Son palabras de Luis Manuel Romero, director de la Comisión Episcopal de Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, en una entrevista con la SER. España es un estado aconfesional, como sostiene la Constitución, y siempre ha sido (y es) un país de tradición católica, pero cada vez lo es menos. Y aunque en los últimos 50 años la caída ha sido progresiva en los últimos 20 se ha vuelto vertiginosa, alcanzando sus mínimos históricos. Los datos confirman que, en la sociedad actual de 2021, la religión católica es cada vez menos atractiva y que estamos ante un proceso de secularización: hay menos creyentes, menos curas, menos seminaristas, menos seminarios, menos bodas, menos celebraciones de sacramentos, etc.
En definitiva, una menor presencia en las nuevas generaciones y en la sociedad que dificulta el relevo generacional y pone en riesgo, por no decir casi que es un imposible, tener un futuro con una solidez más propia del pasado y que ya se tambalea en el presente. Por supuesto, a todo esto hay que unir cómo afecta al prestigio de la Iglesia los casos de abusos sexuales a menores y la pérdida del peso de la asignatura de Religión en la educación. El propio Romero ha asegurado a la SER sobre lo primero que “no es justificación decir que sean pocos” y que es algo “lamentable, escandaloso y ojalá nunca hubiera existido ni un caso de abusos sexuales de menores por parte de la Iglesia”.