
Eneko en Público
Víctor Salmerón, Nueva Tribuna, 21 de diciembre de 2020
La idea de muerte desde un punto de vista religioso es inadecuada pues, considera sin tener bases suficientes para poder determinarlo así, que la muerte es una suerte de paso del plano sensible al plano suprasensible. No es el final de la consciencia, es el comienzo de su verdadero desarrollo. Para el pensamiento religioso que, sin haber podido probar la existencia del alma y de Dios, es considerada como el paso necesario para transcender el plano sensible e ingresar al suprasensible, es algo beneficioso. Por ese motivo, la forma o la manera, como se muere es lo que menos importa, lo importante consiste en realidad en acceder a esa realidad cuya existencia se circunscribe al ideario cristiano.
Los ateos, los agnósticos y los no creyentes en general saben que una vez el sujeto fenece, es el final. No hay un dios o un diablo esperándolo para bendecirlo o maldecirlo, salvarlo o condenarlo. La muerte es el final de un ciclo subjetivo. Es el fin de la consciencia. Muchos cristianos como están persuadidos de la otra vida, en general, no les importa en absoluto morir de una manera indigna. Los que aún, a pesar de todas sus deficiencias, no hemos renunciado a la razón creemos que, así como se tiene el derecho a gozar una vida digna en todas sus dimensiones, asimismo es un derecho poder tener acceso, si es necesario, a una muerte digna.
La ley de la eutanasia representa un gran avance civilizatorio y una bofetada más – de las muchas que ha recibido— para la iglesia católica; este ejemplo de dignidad y amor por la vida que ha demostrado España con esta ley debería de inspirar a otros países de habla hispana a imitar esta gran gesta a favor de la vida y la dignidad humanas. La Iglesia Católica en vez de sentir vergüenza por todos los errores cometidos en el pasado, todavía sigue, a pesar de que es una institución enemiga del cambio, interviniendo y emitiendo fogosamente su irrelevante opinión en temas tan peliagudos como el aborto, la eutanasia y otras cuestiones embarazosas. Pero hablando así francamente: ¿deberíamos prestar atención a una organización tan alejada de la virtud y, en ocasiones, hasta criminal? Pienso que su postura anticientífica, desfasada y dogmática, ha causado suficiente miseria interna y externa en el mundo, pero a pesar de que es evidentemente una institución enemiga del progreso humano, tiene pescadas a muchas mentes estrechas que sí le creen sus mentiras. La Iglesia Católica, como lo sostuve en otro artículo, nunca ha estado a favor de las grandes gestas encaminadas a brindar un poco de felicidad a la especie humana, su oposición pueril en contra de esta ley lo demuestra nuevamente. Read the rest of this entry »