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Nazanín Armanian, Público, 17 de agosto de 2022
¿Qué ideología lleva a una persona a mandar a muerte a un escritor, y más si es un ciudadano extranjero y está a miles de kilómetros y no le representa ninguna amenaza, y más si le acusa de blasfemia sin haber leído sus libros, para empezar, porque están en lenguas que desconoce?
Uno de los rasgos de los dirigentes de la República Islámica (RI) es identificarse con el islam (religión nacida para guiar a los árabes, como afirma el propio Corán), y no con Irán, su cultura y literatura, a las que detesta por cuestionar, desde hace milenios, a los autodenominados “representantes de Dios en la tierra” y blasfemar sobre lo que ellos cuentan de ésta y la “otra vida”. Es imposible encontrar un libro relevante de la literatura persa que no se haya mofado de los mullas, presentándoles como pandilla de hipócritas y timadores que viven del cuento, se aprovechan de los miedos y manipulan las emociones de los más ingenuos, anulándoles la razón en el nombre del Todopoderoso para banalizar la crueldad a beneficio propio. Poesías de Omar Jayyam (s. X), Hafez (s. XIV), Eshghi o Ghazvini (s. XIX) advierten de la falta absoluta de moralidad y ética entre la mayoría de los hombres y mujeres que se ocultan bajo la sotana:
Un beato le dijo cierta vez a una hetaira:
“En los brazos de todos, te abandonas borracha”.
“Oh beato: es verdad lo que tu boca dice,
¿pero acaso eres tú igual que te declaras?”