Quienes denuncian abusos sexuales en el seno del clero se atreven a contar sus historias tras ver el nombre de su agresor, su colegio o su provincia en medios de comunicación

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Paola Nagovitch, El País, 15 de agosto de 2022
M. no recuerda qué día era. Sabe que fue el verano pasado, pero no sabe precisar más allá de eso porque era un día cualquiera. Cuenta que estaba en la biblioteca en la que trabaja, mirando noticias en Facebook, como suele hacer en sus ratos libres. De repente, se topó con un reportaje de este diario sobre abusos sexuales en el seno de la Iglesia (ya no recuerda cuál era). Pinchó en él, lo leyó y de ahí pasó a otro. Y a otro. Y a otro. Empezó a bucear entre los artículos sobre el tema que el periódico había ido publicando desde que comenzó su investigación en 2018. Hasta que llegó a un reportaje sobre un abusador que desconocía si había salido a la luz, pero que inconscientemente estaba buscando: “Lo vi y lo reconocí”, cuenta.
En ese momento llamó a su padre, y él se lo confirmó: era José María Sánchez Nieto, el mismo jesuita que estuvo en la parroquia de San Ignacio de Loyola de Logroño (La Rioja) en 1984. El que abusó de ella cuando tenía 11 años. En ese reportaje, publicado en 2019, EL PAÍS destapaba cómo la cúpula de la Compañía de Jesús encubrió a Sánchez Nieto durante nueve años y lo trasladó, ante las quejas por abusos, por varios centros de España y Centroamérica. Al final del mismo había una nota a pie de página: “Si conoce algún caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escríbanos con su denuncia a abusos@elpais.es”.
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