Kenia, Colombia o Chile han logrado dar pasos hacia delante en el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, mientras que otros países como Polonia o Estados Unidos los dan hacia atrás.
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Isabel Valdés, El País, 4 de mayo de 2022
Son a la vez los mejores y los peores tiempos para las mujeres, depende de dónde se mire. Mientras que el sur del planeta avanza para conseguir derechos a tirones, el norte parece querer deshacerse de ellos. Y es en el acceso al aborto, la capacidad para decidir libremente sobre el propio cuerpo y la propia vida, donde algunos países están maniobrando —como ya lo hicieron antes—, hacia delante o hacia atrás. En los últimos años, la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo ha constituido un hito para la igualdad en países como Colombia; en Estados como España o Argentina, la protección o la ampliación de ese derecho ha supuesto un refuerzo; y en otros, como Polonia o Estados Unidos, las limitaciones o restricciones evidencian un retroceso.
En el último cuarto de siglo, 48 países han despenalizado el aborto, el último Colombia, según el Centro para los Derechos Reproductivos. Pero, también según esa organización, alrededor de 90 millones de mujeres viven en países en los que está prohibido bajo cualquier circunstancia; 360 millones lo hacen en naciones donde solo se permite si es para salvar la vida de la madre, y otros 240 millones están en lugares donde se puede hacer únicamente si hay motivos de riesgo para la salud.
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