Los afectados por los abusos sexuales a menores a menudo se enfrentan a la incomprensión e incluso la hostilidad. “El odio que he recibido es brutal”, dice un afectado

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Emilio Sánchez Hidalgo, El País, 27 de febrero de 2022
Cuando alguien paraba a Alejandro Palomas (55 años) por la calle, el encuentro siempre había sido amistoso. “A veces hay gente que me reconoce porque soy escritor [es autor de Una madre, Un perro y Un amor; la última novela le valió el premio Nadal en 2018] y es agradable”, dice. A finales de enero contó públicamente que sufrió abusos sexuales en el Colegio de La Salle de Premià de Mar (Barcelona) en 1975, cuando tenía ocho años. Desde entonces, Palomas se ha convertido en uno de los principales rostros de las víctimas de pederastia en la Iglesia en España, con múltiples apariciones en medios. El 20 de febrero, en Valencia, una mujer le reconoció por la calle. “Se acercó, se bajó la mascarilla y me preguntó con una sonrisa si era Alejandro Palomas. Asentí. Entonces ella torció el gesto y me escupió a la cara: “Sois unos mentirosos hijos de p.”, relata Palomas en Twitter.
“Me quedé allí parado sin saber qué hacer ni qué decir”, continúa. “Sentí una vergüenza inmensa. Y pena. Y volví a ser el niño de ocho años al que castigan por algo que no entiende. Sin pensarlo, cogí el teléfono y llamé a mi madre. Enseguida entendí que no habría respuesta. Mi madre murió hace un año. Ya no está. Me limpié la cara con un pañuelo de papel y entré en la estación convertido de nuevo en ese Alejandro pequeño y huérfano que a veces no sabe como mirar al futuro”.
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