Gijón, 23 de septiembre, Playa del Arbeyal

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23 de septiembre de 2021
De nuevo este año, aún con restricciones de aforo, se celebró el merecido tributo a aquellas niñas y niños que en 1937 embarcaron hacia Rusia huyendo de la barbarie de la guerra a la que condujo la sublevación militar contra la República.
Todavía con restricciones, el acto se celebró, como siempre, en la gijonesa playa de El Arbeyal frente a la estatua de Vicente Moreira que conmemora su salida. La organización corrió este año a cargo del Ayuntamiento de Gijón y de la Asociación Niños de Rusia que recogieron el testigo de asociaciones como el Ateneo Obrero y Lázaro Cárdenas gracias a las cuales se mantiene viva la memoria de de aquello más de mil niños y niñas que hace 84 años, un 23 de septiembre embarcaron, acompañados de sus maestros-as en el “Deriguerina”.
El homenaje fue breve, acompañado siempre de la música del dúo “Amati”, (Nacho Alonso, con el chelo, y Ana Fernández, al violín). Intervendrían: Manuel García Villar, presidente de la Asociación Lázaro Cárdenas (que actuaría también como maestro de ceremonias), la concejala de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Gijón, Salomé Díaz Toral y Leonardo Borque, secretario del Ateneo Obrero de Gijón.
Tras la interpretación de la canción de ‘Las Grullas” y del himno de Asturias, tendría lugar la ofrenda floral y con ella el final del acto.
En imágenes
Ofrenda floral
Audio del acto
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Exposición fotográfica
En esta ocasión, además, “noventa y cinco fotos expuestas en la explanada de la playa de El Arbeyal reflejaban esta mañana la incertidumbre de aquellos niños que el 23 de septiembre de 1937 partieron desde el puerto de El Musel con destino a la Unión Soviética para huir del terror de la Guerra Civil” (LNE)
Precisamente en esta exposición centraría la crónica del acto La Nueva España :
Los niños de la guerra se ponen cara en Gijón
El tributo a los gijoneses que zarparon hacia la URSS en 1937 se completa con un panel de fotos que dará soporte a una muestra
Noventa y cinco fotos expuestas en la explanada de la playa de El Arbeyal reflejaban esta mañana la incertidumbre de aquellos niños que el 23 de septiembre de 1937 partieron desde el puerto de El Musel con destino a la Unión Soviética para huir del terror de la Guerra Civil. “Son las imágenes más próximas a las edades que tenían cuando partieron. Queremos que miren esos ojos, de aquellos que salieron sin saber cuál era el destino que les esperaba”, reflexionó Tatiana Velázquez, presidenta de la asociación Niños y Niñas de Rusia, durante el homenaje, con ofrenda floral incluida, a esos pequeños, que se realizó junto a la escultura de Vicente Moreira. Las imágenes se retiraron después, pero se usarán para una exposición en primavera en un lugar aún por determinar. “Es un acto de memoria, solidaridad y cariño hacia aquellos refugiados que se fueron de aquella brutal guerra tras el golpe fascista contra la legalidad de la II República”, describió, por su parte, José Manuel García Villar, de la asociación Lázaro Cárdenas, colaboradora en el acto junto al Ateneo Obrero.
La música acompañó hoy el recuerdo a esos niños migrantes de la mano del dúo “Amati”, integrado por Nacho Alonso, con el chelo, y Ana Fernández, al violín, que además del “Bella Ciao” de entrada y el “Asturias patria querida” de epílogo, interpretaron “Las Grullas”, una canción popular rusa que hasta hizo llorar a Beatriz Ángeles Cuesta Andrés, ahora de 91 años. “Salí de El Musel con siete años, junto a mis hermanos, Adelina, de 9 años, y Joaquín, de 12. Él se fue al frente con 15 años, cuando Leningrado estaba rodeada. La llegada a la URSS fue una maravilla, algo extraordinario. Con muy buenos recuerdos”, afirmó esta niña de la guerra que, “tras una vida hecha en Rusia”, pudo volver a España en 1972. Se mantiene con plena lucidez y gran simpatía para recordar aquellos avatares que todavía ponen vidriosos sus ojos. “Con la canción de ‘Las Grullas’, que es preciosa, me he emocionado mucho”, reconoció Beatriz Ángeles Cuesta.
El suyo no es el único testimonio vivo de aquel viaje que cambió para siempre la vida de centenares de niños asturianos. Dolores Fernández Sánchez, abuela de violinista del acto, acierta todavía a asegurar que estuvieron “lo mejor posible” en Rusia, país al que partió cuando tenía 10 años. Allí se casó, y su hija, Vika Hernández, que ayer la acompañó al acto en El Arbeyal, llegó al mundo en Asia Central. Dolores Fernández, ahora con 94 años, estudió ingeniería en la universidad Bauman de Moscú y aún hoy se muestra agradecida por la acogida por el país soviético. Las voces de Dolores Fernández y Beatriz Cuesta sirvieron ayer como ejemplo fidedigno para entonar el recuerdo de todos los niños que tuvieron que huir a Rusia por el conflicto bélico. “Debemos difundir hasta la saciedad lo que vivieron”, aportó Salomé Díaz Toral, edil de Memoria Histórica.