Los partidos cristianos plantean unirse en una lista única, lo cual podría llevarlos a tener entre 9 y 12 senadores, una bancada histórica para estos sectores radicales de ultraderecha

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Ariel Ávila, El País, 16 de septiembre de 2021
Las iglesias evangélicas, de todo tipo de tamaño y matices, han tendido, casi siempre, a participar en política y a mezclar la religión y la política. Generalmente, era un comportamiento de algún pastor cristiano que tenía ambiciones políticas personales y se metía en algún partido tradicional para lograr su objetivo. Hasta este punto, el discurso cristiano era utilizado para lograr el voto de los feligreses, pero no era una agenda legislativa.
Las cosas comenzaron a cambiar hace poco más de una década, pues, estas iglesias cristianas comenzaron a crecer con dos estrategias. Por un lado, una crítica a la iglesia católica y, por otro, agitar discursos radiales en un momento donde los derechos de las mujeres, población LGBTI y donde los jóvenes se convertían en motores de cambio cultural. La estrategia del pánico y la crítica a lo diferente servían para atraer población que veía en esos cambios una amenaza a su statu quo. Además, todas estas sectas se aprovechaban, bastante bien, de las situaciones de crisis social que ha tenido el país.
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