
Fotograma del reportaje
La Sexta Columna, 10 de abril de 2021
A pocos días de que se cumplan 90 años de al proclamación de la II República ‘La Sexta columna’ analiza en un especial de dos programas (República, 1931: la España que nunca estudiaste) este periodo de nuestra historia en sendos reportajes, uno de los cuales se emitió este viernes 9 de abril y el siguiente lo hará el día 16. que emitirá este viernes, 9 de abril, y el siguiente, día 16.
Los especiales contaron con la participación de expertos e historiadores de la talla de Ángel Viñas y Julián Casanova, y del Premio Nacional de Historia Fernando del Rey. También con los catedráticos Eduardo González Calleja y Ángeles Egido, así como doctoras como Ana Martínez Rus.
En el programa emitido el viernes 9, la relación de la iglesia católica con la recién declarada república laica fue fruto de un breve análisis. Por un lado, para desmentir el papel de la República en la quema de iglesias, y por otro, para analizar la limitación de poder de la iglesia en la II República.
Desmontando tópicos: “En la II República hubo incendio de iglesias y conventos, pero no agresiones mortales al clero por el hecho de serlo”
El gobierno republicano quiso impedir la quema de edificios religiosos. Sacó los tanques a la calle y desplegó al Ejército frente a los templos abrasados, evitando nuevos destrozos
Menos de un mes después de la proclamación de la República, Madrid ardió. Grupos de incendiarios asaltaron iglesias y conventos; saquearon los edificios, arrojando el mobiliario por las ventanas, y alimentando con los púlpitos sacerdotales las hogueras de la revuelta. Ese caos, que duró horas, se propagó a Málaga, Valencia o Sevilla. Pero esta furia anticlerical tuvo otra cara.
Los periódicos de la época mostraron cómo el pueblo y los agentes del orden sacaron en volandas a monjas que se habían quedado sin hogar, y protegieron a los frailes y sus pertenencias. “Lo que hubo fue lo que se denomina ‘violencia contra las cosas’. Incendio de Iglesias y conventos, nada de agresión mortal al clero por el hecho de ser clero“, ha apuntado Eduardo González Calleja, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Carlos III.
El Gobierno republicano actuó contra los subversivos. Tras declarar el estado de sitio, sacó los tanques a la calle y desplegó al Ejército frente a los templos abrasados, evitando nuevos destrozos. Aquel Gobierno laico intentó proteger a los católicos, pero más de un centenar de edificios religiosos ardieron en los primeros días de la República. Sus llamas serían el prólogo del enfrentamiento entre Iglesia y Estado.
Así limitó la II República el poder de la Iglesia en España: estos fueron sus mayores ‘encontronazos’
Los tiras y aflojas de la jerarquía católica y el Gobierno republicano fueron tan largos como sonados. Porque no, la Iglesia no aceptó mucha de las reformas que planteó el nuevo régimen.
Durante la República, en algunas ciudades no se celebraron las procesiones de Semana Santa. La portada del periódico ‘Ahora’, de 1932, explica cómo en “la primera Semana Santa bajo el régimen republicano”, en algunas ciudades españolas “los fieles, por consejo de las autoridades eclesiásticas, por temores a alborotos o falta de recursos, se abstuvieron de organizar sus preciosos desfiles“.
Eduardo González Calleja, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Carlos III, explica que fue “en protesta por la política anticlerical del Gobierno, en su opinión”, y añade: “(La Iglesia) se movilizó contra el Gobierno a través de elementos simbólicos como manifestaciones, mítines, procesiones religiosas y la renuncia voluntaria a celebrar la Semana Santa”.
La jerarquía católica consideraba que La Constitución de la República les atacaba cuando promulgaba que “el Estado español no tiene religión oficial”. Además, prohibía al clero “ejercer la industria, el comercio o la enseñanza”, y al mismo tiempo que les retiraba la financiación pública, sometía a la Iglesia “a todas las leyes tributarias del país”. Tal y como explica Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, la Constitución “es una separación de Iglesia y Estado, era algo muy revolucionario para la época, y la Iglesia no iba a aceptar esto”.