La pandemia de la COVID ha dejado sin procesiones de Semana Santa a localidades como Ferrol y Viveiro, las dos más señaladas en estas fechas en Galicia. Esto trae la caída de ingresos en sectores económicos como hostelería y todo lo relacionado con el turismo. Pero para los movimientos laicos, la economía alrededor de estas fechas muestra como el engranaje de la Iglesia funciona gracias al apoyo de las instituciones públicas.

Procesión de la Resurrección en Ferrol. Encuentro de Hermandades Pascuales / Fuente fotoGalicia Confidencial
Por Moncho Mariño, Fuente Europa Laica, 6 de abril de 2021
La Semana Santa es un pilar básico dentro del calendario litúrgico en la Iglesia católica y también lo fue y sigue siéndolo dentro del calendario laboral y de descanso del Estado. Su arraigo es muy profundo en la sociedad y es lo mismo ser laico o creyente, las fechas que celebran la muerte y resurrección de Jesucristo suponen, además de un momento religioso, un paréntesis económico para el turismo antes del verano. Las asociaciones laicas critican la utilización como atractivo turístico de las procesiones y los ritos que las acompañan, como una vía de ingresos para la industria del ocio y también de la propia Iglesia.
Huella en la sociedad
“Un acto religioso con tanto peso cultural, social y económico solo quiere decir que la Iglesia y la vida pública están intrincadas” dicen desde Galicia Laica. Esto demuestra la fuerte unión entre las estructuras públicas y la Iglesia mediante lo simbólico y el económico según esta asociación. La interpretación para ellos es que gracias al apoyo del Estado, la Iglesia católica en España convierte sus ritos en actos con un alto arraigo cultural y social. Este arraigo es un paso necesario para que actos como las procesiones sea declaradas de interés turístico nacional.
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