Educación pública, laica, mixta y obligatoria en la II República / La Sexta Columna

¿Cómo era la educación en la II República? ¿Qué cambió? ¿Por qué los maestros sufrieron la represión del bando franquista?

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La educación en los primeros años de la República fue una revolución. Por primera vez era pública, obligatoria, laica y mixta; basada en el ideal de la solidaridad humana.

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La II República buscó transformar un país donde el analfabetismo alcanzaba al 40%. En 1931, el nuevo Gobierno se propuso construir 27.000 escuelas nuevas en cinco años, y crearon las llamadas Misiones pedagógicas para llevar la educación y la cultura a los sitios más recónditos.

En ese momento no importaba si había que cruzar riachuelos, subir el coche en una balsa o cargar libros en las alforjas de un borrico. Uno de esos rincones del país donde no llegaba la educación era San Esteban del Valle, en Ávila. LaSexta Columna visita este lugar con Flora y Margarita 90 años después de subir esas escaleras por primera vez.

Hasta la llegada de la II República, la mayoría de las niñas solo podían quedarse en casa. Ellas recuerdan con laSexta Columna cómo vivieron esos días: “Me acuerdo cuando quitaron los crucifijos”. La República cambió crucifijos por libros y llevó más de 5.500 bibliotecas a pueblos y aldeas de toda España

La represión franquista: En recuerdo de Antonio Benaiges, el profesor fusilado por los golpistas que quiso enseñar el mar a sus alumnos

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LaSexta Columna viaja a Bañuelos de Bureba, Burgos, un pueblo al que llegó nueve décadas atrás el maestro Antonio Benaiges, que decidió desalojar a los caballos de unas cuadras para poner allí una escuela. Durante la República, en ese pueblo hubo muchos niños que nunca habían visto el mar. Por eso, quiso llevar a sus alumnos a la costa por primera vez, a la finca de su familia en Tarragona.

Pero no pudo. Dos días después del golpe de Estado, lo detuvieron. “El 19 de julio lo fueron a buscar, iban a por él. Le arrancaron las uñas, le arrancaron los dientes y lo pusieron dentro de una camioneta ensangrentado y sucio, y tapado con una bandera. Le pasearon por el pueblo. Fue el primer maestro republicano que mataron”, explica Nieves Benaiges, sobrina de Antonio.

Los golpistas asesinaron al maestro, y lo justificaron en expedientes a nombre de Antonio Benaiges: defendían que en el pueblo la enseñanza estaba muy mal o que su conducta religiosa era pésima. El cuerpo de Antonio acabó en una fosa común cerca del pueblo, pero su asesinato no borró su legado. Hoy, en el lugar donde hizo soñar a los niños, le recuerdan con este museo.

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