Una conspiración revelada

Les palabres del arzobispu’l Domingu de Ramos

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Milio Rodríguez Cueto

Milio Rodríguez Cueto, La Nueva España, 2 de abril de 2021

L’arzobispu Jesús Sanz Montes ve “estrategia ideológica” nes restriciones impuestes a locales públicos por aquello de la pandemia. Ún, será por paganu, nun acaba de penetrar el misteriu d’esa conspiración. Diz el porfiróforu madrileñu qu’una parte de les medíes que soportamos con resignación, ya va un añu, “nos utilizan buscando otros intereses que no se confiesan jamás, pero que son fácilmente rastreables”. Pues yo debo ser tuntu, ya lo confieso per delantre, porque nun soi a ver qué escura razón podrá esistir pa qu’un Gobiernu cualquiera, l’asturianu ente ellos, la tenga entamada, específicamente, colos bares.

¿Será Adrián Barbón un infiltráu d’una secreta Liga pola Temperanza que, de manera tan insidiosa como visionaria, inseminó primero’l PSOE pa facese con poder y esperar, con paciencia foína, la llegada d’un virus planetariu que-y permitiere castigar, impunemente, el beberciu? Esplíquenoslo a los ignorantes, señor obispu, sonseñor, usté que tanto entiende de misterios, porque esti, a munchos, nun se nos fai más fácil que’l de la Santísima Trinidá o’l de virxinidá de María “ante partum, in partu et post partum”. Y, de pasu, esplíquenos tamién, si fai el favor, otru misteriu notable: esa afinidá ente Ilesia y hostelería que destilen les sos palabres del domingu na catedral. Porque tamién dan pa pensar nun “quid pro quo” inconfesable. ¿Son los “bocados del cofrade”, qu’ofrecen los locales carbayones estes feches, un vínculu conspirativu ente Otea y l’obispáu? ¿Oculten una comunión subrepticia na que cai, inconsciente, l’atéu despreveníu? ¡Uff, cuánto hai de lo que rocear!

Frente a toos estos misterios herméticos, una cosa queda clara, meridiana: l’arzobispu d’Uviéu predica, abiertamente, contra los gobiernos d’izquierdes. Paez dar por supuesto qu’al bon católicu redúzse-y enforma la gama de papeletes electorales. Y a ún abúlta-y que tien razón. En xusta contrapartida, procede que’l bon socialista (“lato sensu”), en particular si representa a la ciudadanía como cargu públicu, se cuide muncho d’asistir a actos de la Ilesia, como bien entendió la oposición municipal del ayuntamientu d’Uviéu esti Domingu de Ramos: nun pisó la catedral. Falta que lo asuma, d’una vez, el presidente Adrián Barbón, peligrosu estratega antichigreru, y que s’acuerde de la reciente homilía del arzobispu cuando llegue’l prósimu 8 de setiembre, cuando-y entre la floxera de ponese na primer filera de bancos, en Cuadonga, pa que Sanz Montes-y esplique cómo hai que gobernar, y él, en representación de tolos asturianos, tamién de los perdíos que voten izquierda, atienda pa la leción del purpuráu, callaín y formal.

miliorodriguezcueto.wordpress.com


Una conspiración revelada

Las palabras del arzobispo el Domingo de Ramos

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Jesús Sanz Montes saluda al alcalde de Oviedo (PP) en la misa de Ramos

El arzobispo Jesús Sanz Montes ve “estrategia ideológica” en las restricciones impuestas a locales públicos por aquello de la pandemia. Uno, será por pagano, no acaba de penetrar en el misterio de esa conspiración. Dice el porfiróforu madrileño que parte de las medidas que soportamos con resignación, ya hace un año, “nos utilizan buscando otros intereses que no se confiesan jamás, pero que son fácilmente rastreables”. Pues yo debo ser tonto, lo confieso por delante, porque no soy capaz de ver qué oscura razón podrá existir para que un Gobierno cualquiera, el asturiano entre ellos, la tenga tomada, específicamente, con los bares.

¿Será Adrián Barbón un infiltrado de una secreta Liga por la Templanza que, de manera tan insidiosa como visionaria, inseminó primero el PSOE para hacerse con poder y esperar, con paciencia fuina, la llegada de un virus planetario que le permitiera castigar, impunemente, el beberciu? Explíquenoslo a los ignorantes, señor obispo, sonseñor, usted que tanto entiende de misterios, porque este, a muchos, no se nos hace más fácil que el de la Santísima Trinidad o el de virginidad de María “ante partum, in parto et post partum”. Y, de paso, explíquenos también, si hace el favor, otro misterio notable: esa afinidad entre Iglesia y hostelería que destilan sus palabras del domingo en la catedral. Porque también dan para pensar en un “quid pro quo” inconfesable. ¿Son los “bocados del cofrade”, que ofrecen los locales carbayones por estas fechas, un vínculo conspirativo entre Otea y el obispado? ¿Ocultan una comunión subrepticia en la que cae, inconsciente, el ateo desprevenido? ¡Uff, de cuánto hay que recelar!

Frente a todos estos misterios herméticos, una cosa queda clara, meridiana: el arzobispo de Oviedo predica, abiertamente, contra los gobiernos de izquierdas. Parece dar por supuesto que al buen católico se le reduce mucho la gama de papeletas electorales. Y a uno le da la impresión de que tiene razón. En justa contrapartida, procede que el buen socialista (“lato sensu”), en particular si representa a la ciudadanía como cargo público, se cuide mucho de asistir a actos de la Iglesia, como bien ha entendido la oposición municipal del ayuntamiento de Oviedo este Domingo de Ramos: no ha pisado la catedral. Falta que lo asuma, de una vez, el presidente Adrián Barbón, peligroso estratega “antichigrero”, y que se acuerde de la reciente homilía del arzobispo cuando llegue el próximo 8 de septiembre, cuando le entre la “flojera” de ponerse en la primera fila de bancos, en Covadonga, para que Sanz Montes le explique cómo ha que gobernar, y él, en representación de todos los asturianos, también de los perdidos que votan izquierda, atienda para la lección del purpurado, “calladín” y formal.

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