El programa 360º de EITB2 ha emitido el pasado día 9 un excelente reportaje de investigación sobre las inmatriculaciuones de la iglesia católica que, aunque centrado en Euskadi y Navarra, recoge casi la totalidad de los aspectos más relevantes de ese expolio de bienes públicos llevado a cabo por la iglesia católica gracias a las inmatriculaciones.
El patrimonio inmobiliario de la Iglesia es incalculable, pero se estima más que millonario. Además de mediante la compra, las donaciones y las herencias, la institución ha aumentado sus bienes gracias a una polémica herramienta: las inmatriculaciones.
En el reportaje El patrimonio de la Iglesia: El gran negocio inmobiliario ofrecidoeste domingo el programa «360º«, el equipo dirigido por Eider Hurtado ha realizado una investigación en profundidad sobre los bienes que la Iglesia ha puesto a su nombre en municipios vascos y navarros, con la sola firma del obispo y gracias a una ley que Franco aprobó en 1946 y que estuvo vigente hasta 2015.
Se estima que son en torno a 3.000 las propiedades que la Iglesia ha registrado a su nombre en Euskadi. El historiador José Mari Esparza (Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro), es el descubridor de este escándalo; tirando del hilo, ha contabilizado que la Iglesia había registrado a su nombre más de 2.500 bienes en Navarra.
En Gipuzkoa supera las 388 inmatriculaciones, el caso más llamativo se encuentra en Eskoriatza, con 43. De la mano del activista Imanol Zubizarreta recorremos la localidad y descubrimos que el obispado de San Sebastián vendió bosques y fincas, que había hecho suyos mediante la certificación del obispo. Unos beneficios que obtuvo a coste cero.
La postura de la Iglesia es clara al respecto: no se han apropiado de nada que no les pertenezca. Así lo explican a «360º» el gerente de la diócesis de Bilbao, José María Ziarrusta, y el monje Emilio Ozaeta. Este religioso es uno de los benedictinos que se ocupan del Santuario de Estíbaliz, registrado a nombre de la Iglesia en 1997, a pesar de ser Bien de Interés Cultural.
Pero no todo el clero piensa igual. El ex sacerdote y teólogo Joxe Arregi considera esta práctica contraria a la fe cristiana y un reflejo de avaricia.
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