El exportavoz Luis Argüello ha fichado por el ‘think-tank’ de Vox y Maréchal Le Pen, y se muestra como una figura ascendente para presidir la Iglesia española, mientras el sector cercano a Bergoglio sigue sin tener candidatos para suceder a Omella y Osoro.

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Jesús Bastante, El Diario, 20 de diciembre de 2022
El año preelectoral ha comenzado y no solo en los pasillos del Congreso. Aunque queda más de un año para que finalice el mandato de Juan José Omellla y Carlos Osoro al frente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), lo cierto es que las fichas empiezan a buscar sitio en el tablero de una Iglesia española que, diez años después de la elección de Bergoglio, sigue siendo una de las más conservadoras del Viejo Continente.
Los tiempos eclesiásticos van a un ritmo diferente de los sociales. Pero está claro que algunos obispos están más preocupados por la política del día a día que por la salvación de las almas. Los últimos ejemplos llegan de la mano de algunos de los obispos que más claramente se han posicionado en los últimos años contra cualquier gobierno de izquierdas. Así, el sempiterno José Ignacio Munilla, ya apartado de la diócesis de San Sebastián –acaba de tomar posesión su sustituto, el claretiano Fernando Prado–, continúa haciendo oír su discurso contra el actual Ejecutivo en asuntos que no siempre tienen que ver con la fe. “¿Qué cabe esperar de un Parlamento que niega el derecho a la vida a los mas débiles e inocentes? ¡Cualquier otra barbaridad que pueda aprobar a continuación resultará ya insignificante!”, apuntaba acerca de… la reforma que desbloquea la renovación del Tribunal Constitucional. Días antes se refería también al debate sobre los delitos de malversación y sedición: “¡La ética también debe regir en los pactos políticos! El hecho de que se deroguen o se reformulen unos delitos como moneda de cambio para consolidarse en el poder; o que se legisle para obtener el control político sobre el poder judicial, es simplemente inmoral”, apuntaba el hoy obispo de Orihuela-Alicante.
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