La información está elaborada a partir del texto de Pablo Batalla en Nortes -que le da título y al que se le añaden gráficos-, y con datos del informe de Laicidad 2023 de la Fundación Ferrer i Guàrdia, de la Conferencia Episcopal sobre el IRPF y del CIS

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Asturias Laica, 20 de abril de 2023
Pablo Batalla, Nortes, 20 de abril de 2023
A su llegada a la cuenca minera asturiana en 1950, el fraile lasaliano Nazario González quedó horrorizado de la alegría blasfema de los habitantes de aquella tierra a la que venía a instalarse. «Lo primero que se advierte en los rostros de los obreros asturianos», escribía, «es la huella infame del alcohol. De la lujuria apenas queremos decir nada. El adulterio es sobradamente ordinario. Los mineros blasfeman a troche y moche. Su boca mana tan diabólica vena como una fuente en el agua. Los niños aprenden tan impía costumbre en el hogar, en la calle, en el taller, por todas partes».
Aquello era —percibía aquel religiosos— una auténtica tierra de misión. Asturias, para algunas congregaciones, lo ha sido literalmente. En la región ha habido colegios católicos pertenecientes a congregaciones que los poseían en países africanos… y en la cuenca minera asturiana. La imagen de la Asturias atea venía, aquel año cincuenta, de muy atrás; de los tiempos de una industrialización que, en su paquete de modernidad, traía también la increencia. Pueblos enteros del Nalón y el Caudal pasaron en una generación —como apunta el historiador Faustino Zapico en una reciente entrevista— de la militancia carlista a la socialista, la anarquista o la comunista, rechazo, todas ellas, de la vieja religión.
Hay, hubo, desde luego, más Asturias que la minera o la fabril de Avilés o Gijón, y en la propia Asturias industrial o urbana el abandono de la fe no fue masivo, ni tan siquiera entre la izquierda, lo que se testimonia en el fuerte impacto que el sindicalismo católico o el movimiento de los curas obreros tuvieron en muchos lugares. Pero la idea de una Asturias atea forma parte de cierta mitología; de cierto imaginario autocomplaciente de las izquierdas asturianas sobre su propio territorio. En ocasiones, preñado de una cierta xenofobia, consideración de la pérdida de la fe católica como un rasgo europeo, propio de los territorios septentrionales, atlánticos, de España, siendo el fervor religioso más característico de las tierras del sur. Se supone muchas veces que, con permiso tal vez de Cataluña, Asturias habría de ser el territorio menos católico de España.
¿Dato mata relato? Los hay que desmienten esa idea; alguno de ellos, muy contundentemente. El último se acaba de conocer y es que el 52% de los asturianos marcaron la X solidaria en la declaración de la renta de 2022: un total de 279.336(1).
Pero los hay más contundentes: así una encuesta de 2019, organizada en todo el país por el Centre d’Estudis d’Opinió, que arrojaba el dato de que, siendo Cataluña la comunidad autónoma menos creyente, con un 42% de su población declarándose atea o agnóstica, la más fervorosa no sería Andalucía, Castilla-La Mancha o Extremadura, sino justamente Asturias, con solo un 7,8% de asturianos declarándose sin Dios. Es simplemente una encuesta. Un año después, otra, de la Fundación Ferrer i Guàrdia, volvía a arrojar el dato de que Cataluña, junto con Navarra, sería la región menos creyente —un 41% de la población—, seguida por el País Vasco y Baleares, siendo las más creyentes Ceuta (solo un 3,40% de no creyentes), Melilla (15%) y Aragón (16,6%). Asturias, en este caso, estaría en un punto intermedio, con un 30,8% de no religiosos [gráfico CIS/fuente] que, en todo caso, significa la existencia de un 68,5% de creyentes, [de ellos un 24,3% practicantes –gráfico CIS/fuente].
Tal vez nunca haya sido cuestión de ateísmo, sino de una creencia idiosincráticamente compatible con la blasfemia que horrorizaba a Nazario González; de cristianos viejos que, sin nada que demostrar, no tienen problema en cagarse en Dios. Ya en 1762, mucho, muchísimo antes de que la región se erizara de castilletes y chimeneas, Agustín González Pisador, arzobispo de Oviedo, de origen vallisoletano, escribía a su vez: «Por lo que he visto en muchos lugares y por lo que nos dicen personas dignas de crédito, la gente de este obispado es dada a la religión, pero tienen muy acusado el vicio de la blasfemia, contra el que luchan predicadores y párrocos; mas está tan arraigada esta mala costumbre que apenas se consiguió algo por los medios arbitrados hasta ahora».
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Laicidad en cifras, Análisis 2023: ASTURIAS
Fuente: Fundación Ferrer i Guárdia
Laicidad en cifras, el informe que publica la Fundación Ferrer i Guardia, es una radiografía de las tendencias sobre religiosidad y secularización en España. En esta edición 2023, continúa con la recopilación y análisis de datos publicados sobre adscripciones de conciencia y prácticas religiosas, así como sus correspondientes manifestaciones en los ámbitos educativo, tributario y social.
Los datos en muchos ámbitos de los analizados son generales, sin desglose por comunidades: el porcentaje de quienes se declaran no religiosos se acerca al 40%; del total de población, solo un 18,7% de las personas se considera creyente practicante, mientras que la gran mayoría de personas religiosas, un 37%, se declara no practicante o que en las generaciones más jóvenes son mayoría las adscripciones de conciencia no religiosas en un 60,3% entre los 18 y los 24 años, y un 57,9% entre los 25 y 34 años El En el CIS de marzo (pág. 18), un 40,1% de personas se declaran no religiosas.
Pero en ámbitos como el educativo y el social los datos sí son recogidos por comunidades:
1.- Educativo
En el ámbito educativo el informe, con datos del curso 20-21, recoge el porcentaje de alumnado escolarizado en centros religiosos católicos (en su mayoría concertados).
Las comunidades autónomas con un porcentaje mayor de alumnado matriculado en estos centros son La Rioja, Castilla y León y País Vasco. Las regiones con menor proporción de alumnos en esta tipología de centros son las Canarias, Ceuta y Melilla y Murcia. En el caso de Asturias un 29,1% está escolarizado en centros religiosos católicos, lo que supone un 11,4% del total de centros educativos de la Comunidad
La tipología de centro determina en gran medida que el alumnado curse la asignatura de Religión o actividades alternativas. Con carácter general señala que el alumnado que cursa actividades alternativas a la asignatura de religión se eleva hasta el 39,5% en el caso de Primaria y en el 43,4% en la ESO: más de la mitad del alumnado de Primaria y ESO de los centros públicos realiza actividades alternativas, en los centros privados no concertados es sólo un tercio, mientras que en los centros privados concertados sólo 1 de cada 10 alumnos. En el caso de Asturias un 35,5% en Primaria y un 34,8% en Secundaria va a actividades alternativas.
[Ver gráficos: Centros católicos / Alumnado en actividades alternativas: Primaria – Secundaria]
2.- Social
Los ritos de paso son un indicador del vínculo entre los rituales religiosos y la sociedad, así como del seguimiento de los preceptos religiosos por parte de la ciudadanía. Y en este sentido la ceremonia del matrimonio es una de las pocas que dispone de un seguimiento estadístico cuidadoso y regular.
– Matrimonios civiles
Con datos de 2021, el informe señala que 9 de cada 10 matrimonios son civiles en Cataluña, País Vasco, Islas Baleares y Canarias. Las regiones del norte de España, la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana se mantienen en torno al 80%. En el caso de Asturias un 82,3% de los matrimonios son civiles. [ver gráfico]
– Matrimonios religiosos
Las comunidades autónomas con más matrimonios confesionales son Ceuta con un 46,5%, Castilla-La Mancha con un 27,8% y Extremadura con un 26,4%. Más de 2 de cada 10 enlaces son religiosos también en Andalucía, Castilla y León y Murcia. En Asturias sólo un 17,67% de los matrimonios son confesionales [Ver gráfico]
3.- Tributarios
En el informe los datos del IRPF se plantean de manera general. Constata que desde el año 2015, se intensifica la tendencia a la baja de las personas que marcan la casilla de la Iglesia católica (sea como única opción o conjuntamente con otros fines), algo que se explica por la reducción de la proporción de contribuyentes que marcan únicamente la casilla de la Iglesia católica, que ha pasado del 14,2% al 11,1% en este período, así como por el estancamiento de las personas que marcan ambas opciones (Iglesia y otros fines), que se mantiene en torno al 21,5%.
Como ya recogía Nortes, y señala Pablo Batalla, en 2022 en (1)Asturias 180.482 asturianos marcaron, exclusivamente la casilla de fines sociales, mientras que 98.854 eligieron conjuntamente la X solidaria y la de la Iglesia, lo que supone un total de total de 279.336 declaraciones. Con datos de la Conferencia Episcopal (campaña de la renta 2022, con datos de 2021), en Asturias en 2020 un 29,72% marcó la casilla de la iglesia, en 2021 lo había hecho un 29,42%. Con menos del porcentaje de Asturias, según recoge la CEE, se sitúan Cataluña, Guipúzcoa, Vizcaya, Galicia, Baleares y Canarias (sin datos de Ceuta y Melilla) [Ver gráfico]
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