
Fuente. Observatorio del Laicismo/ Europa Laica
Estamos en un momento de cambios, no grandes pero sí significativos, con la llegada a los Ayuntamientos de nuevas formaciones políticas, y nuevas coaliciones que están llevando a los Plenos, con más o menos oposición, mociones sobre la laicidad en los Ayuntamientos. Con ellas, muchas, y confusas -intencionadas o no-, reacciones de las que, naturalmente, la prensa se hace eco. Parece conveniente, por tanto, empezar aclarando QUÉ NO ES el LAICISMO, antes de plantearnos cómo definir laicismo y laicidad y cuáles son sus principios.
El laicismo no es
El laicismo no es antirreligioso, pues ello iría en contra del principio de la libertad de conciencia que anima el ideal laico. Tampoco es esencialmente anticlerical, si por ello se entiende una oposición frontal al ejercicio de las funciones del clero.
Laicismo no es ateísmo o agnosticismo. El laicismo busca una forma de convivencia institucional, una organización política de la sociedad, mientras el ateísmo o el agnosticismo son cosmovisiones en las que dios no se incluye.
El laicismo no es anticlerical cuando el clero desempeña su papel dentro de los límites de su comunidad religiosa; pero se vuelve anticlerical, en virtud de sus principios, cuando el clero traspasa los límites de su comunidad religiosa e intenta imponer una cierta concepción de la ley (común) a partir de una cierta concepción de la fe (particular). Y es que Religión no es lo mismo que clericalismo. El “clericalismo”, frente al cual lucha el movimiento laicista, es la ilegítima deriva política de la religión, es decir, la pretensión de dominación de una opción espiritual particular sobre la esfera pública.
Laicismo no es relativismo Defender la libertad de conciencia y la tolerancia que de ella se deriva no es ser relativista. La neutralidad del Estado laico no implica la relatividad de los valores morales (relativismo), y mucho menos ausencia de valores (nihilismo). Precisamente, el laicismo asume la salvaguarda y la garantía de valores morales fuertes, pero no son valores particulares que provienen de una matriz particularista, sino valores universales, cuya raíz está en los derechos humanos (libertad de conciencia, autonomía moral, igualdad entre el hombre y la mujer, dignidad de las distintas orientaciones sexuales, libertad a la hora de decidir sobre la interrupción voluntaria del embarazo, etc.). Quienes desde sectores clericales se arrogan el papel de guardianes de la moral tienden a negar la validez universal de los valores morales que defiende el laicismo.
¿Que es el Laicismo? Laicismo y Laicidad
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