Los prelados de la iglesia católica, eminencias en su trato honorífico, que no en el de sabiduría, vuelven por penúltima vez a hacer sonar el frufrú de las sotanas y salir al paso de las declaraciones de la ministra en funciones Isabel Celaá referidas a la «libertad de enseñanza»…
José Manuel Barreal San Martín, 25 de noviembre de 2019
Los prelados de la iglesia católica, eminencias en su trato honorífico, que no en el de sabiduría, vuelven por penúltima vez a hacer sonar el frufrú de las sotanas y salir al paso de las declaraciones de la ministra en funciones Isabel Celaá referidas a la «libertad de enseñanza». No parece, a tenor del concepto de «libertad» que tienen los tonsurados, que lo que esté en juego sea la » libertad de enseñanza» y menos «el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa», que sí tienen; sino que el dinero público se empleé en financiar la educación religiosa y la educación privada. La respuesta exagerada, crispada y falaz de la jerarquía católica y de su brazo político el PP y cia, ante las palabras de la ministra, demuestra lo mucho que les importa controlar la educación de las élites. Esto es, así.
Cabe recordar que la ministra en funciones, no ha cuestionado ni los conciertos que están manteniendo a la enseñanza religiosa, como tampoco el famoso concordato con el Vaticano. Tanto el PSOE, dada su trayectoria en el tema, ya desde los años ochenta, como UP, en su minoritaria e hipotecada posición, no lo cuestionarán. Ojalá, me equivoque.
Tienen los clérigos el inmenso problema, que es motivo de enfado y demagogia por su parte, lo que llaman «la dictadura del relativismo ético», que según ellos impregna la supuesta «dictadura laicista» que domina en esta España nuestra y que ven venir con el posible gobierno de una izquierda que, insisto, tendrá muy difícil, ya no poner en peligro la enseñanza concertada, sino aun minimizarla. Desgraciadamente.
Estos juglares del desastre, y sus cuentacuentos, que son incapaces de mostrar el mínimo arrepentimiento por la abrasadora pederastia que les quema, al igual que su pasar melifluo y obsceno ante los cientos de mujeres asesinadas en «aras del honor del macho», sin embargo ser rasgan su hábitos telares aduciendo a la «dictadura laica», cuando en su casa, que llaman la de Dios, no existe ni un hálito de libertad, ni de dignidad. Protestan y patalean quienes viven a costa del erario público, los que distribuyen mentiras, miedos y bendicen todo lo que redunde en su propio beneficio. Los regidores de una institución machista, en la que la democracia es pura entelequia, se permiten la frivolidad de hablar sobre «libertad». Hipócrita paradoja. Lee el resto de esta entrada »