Así fue el primer funeral de Estado «laico» de nuestra democracia

Plaza de Armas del palacio de Oriente esta mañana

La Marea / Religión Digital, 16 de julio de 2020

El primer homenaje de Estado ‘laico’ de nuestra democracia, por las víctimas de la COVID-19 tuvo lugar en la plaza de Armas del Palacio de Oriente. Por primera vez en la historia, el homenaje oficial no fue un acto religioso o confesional, sino puramente ciudadano. Eso sí, con todos los estamentos representados.

El acto, conducido por Ana Blanco, arrancó con un saludo en todas las lenguas oficiales del Estado, y dio paso al hermano del periodista José María Calleja, Hernando.

«José María fue un un hombre valiente y honesto. La COVID no ha distinguido entre seres humanos. Los mejores, los más luchadores, también se fueron. La COVID es una ejecutora fría, cruel y destructora. Mi dolor se parece al dolor de todos y cada uno de los familiares de las víctimas. No fueron mis hermanos, no conozco sus nombres, pero fueron mis compatriotas, compartí con ellos ilusiones y esperanzas, y padecí junto a ellos el mismo dolor. La compasión es un sentimiento que nos hace más humanos, más que la bondad, más que el amor. La compasión nos permite comprender el dolor de los demás, sus afanes rotos, sus tristeza inmensa. Por eso quiero pedir hoy a todos compasión». Así ha comenzado Hernando Calleja, hermano del periodista José María Calleja, muerto a causa de la COVID-19, el funeral de Estado por las víctimas de la pandemia, el primero en España que se realiza de manera aconfesional.

«La memoria es un deber, es el mejor homenaje que podemos hacerles, mantenernos unidos en su recuerdo y construir juntos el país que ellos hubieran querido compartir. Hoy nos despedimos de padres, madres, hijos, hermanos… Descansen en paz y queden en la memoria de todos, en la memoria de España», ha proseguido el hermano del periodista.

A la ceremonia, presidida por los Reyes, han acudido todos los partidos excepto Vox. Y han participado, entre otros, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvil y dirigentes europeos. «[Hoy rendimos homenaje a personas] cuya conducta ha sido el mejor ejemplo cívico y de valores morales. Personas unidas en los mismo principios universales de humanidad y solidaridad. Personas que trabajaron duro para darles lo mejor a sus hijos, unas vidas que cambiaron el rumbo de nuestra historia, que afirmaron la libertad y construyeron el edificio de la democracia. Y también hombres y mujeres que tenían un futuro por delante», ha dicho en su discurso el rey Felipe VI, que también ha reconocido el trabajo de quienes han estado en primera línea: «A esas personas os debemos mucho más de lo que podamos imaginar, les debemos nuestra salud, nuestra seguridad. Han mantenido el pulso de nuestro país».

«No me dejes morir solo«, ha recordado entre las palabras pronunciadas en los hospitales durante los meses más duros de la pandemia. «Detrás de los EPI no había héroes, éramos personas. Que regresábamos a nuestro trabajo, desde la soledad y la impotencia, un día más», ha proseguido la enfermera, que ha citado una canción de Vetusta Morla, Los abrazos prohibidos, para que no olvidemos a a quienes nos cuidaron: «Por los que hacen del verbo cuidar su bandera y tu casa y luchan por que nadie muera en soledad […] Los que hacen del trabajo sucio la labor más hermosa del mundo». López ha pedido a la sociedad pensar en quienes fallecieron y en los profesionales que se jugaron la vida en ello.

Y ha sido clara también con los poderes públicos: «Quiero pedir que defiendan la sanidad de todos, que no hay mejor homenaje que velar por nuestra salud y por quienes nos cuidan. ¿Quién cuidará de nosotros si la persona que nos cuida no podrá hacerlo?».

Antes de que hablara el rey Felipe VI, los representantes de las instituciones, cada uno de ellos con una rosa blanca, que depositaron, en forma de ofrenda floral, junto al pebetero en recuerdo a todos los que murieron, bajo las notas de ‘La canción del Espíritu’ de Brahms, interpretada por la orquesta de RTVE.

 El acto, que ha durado 45 minutos,  se cerró con la lectura, por parte de José Sacristán, de un poema de Octavio Paz, ‘Silencio’, y un minuto -fue más largo- de silencio. Un homenaje emotivo, sincero, laico, a nuestros muertos. Y una llamada a la responsabilidad. De todos. Y a construir el futuro. Por parte de todos.

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