Entrevista a Antonio Manuel Rodríguez

Antonio Manuel Rodríguez, ayer, en el Antiguo Instituto (Gijón) / Marcos León / LNE
J.M. Ceínos, La Nueva España, 31 de enero de 2019
“Las inmatriculaciones de la Iglesia católica. El mayor pelotazo de la historia” fue el título de la charla que ayer, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto´de Gijón, pronunció Antonio Manuel Rodríguez, profesor de Derecho Civil de la Universidad de Córdoba, dentro de la XXIII Semana Cultural del Aula Popular José Luis García Rúa.
– ¿Qué es una inmatriculación?
-Es el procedimiento para que una finca acceda por primera vez al Registro de la Propiedad y se entiende por finca todo aquello que abre un folio registral, es decir, puede ser un local comercial, un garaje, una vivienda e, incluso, como se ha visto, un monumento Patrimonio Mundial de la Humanidad.
– ¿Cuál es el procedimiento habitual?
-Que antes se acredite la titularidad del derecho que se pretende inscribir.
– ¿Así lo hizo la jerarquía de la Iglesia católica?
-No. Lo que ocurrió es que aprovecharon dos normas preconstitucionales que equiparaban a la Iglesia católica con la Administración Pública y a los obispos con notarios, de forma que no hacía falta acreditar el título, bastaba la autocertificación del propio obispo y no se daba publicidad, dado que actuaban como Administración Pública. Ese procedimiento, en realidad, servía sobre el papel para todas aquellas fincas que no fuesen lugares de culto, ya que históricamente los templos de culto habían tenido en España la consideración de bienes de dominio público, en la medida que eran bienes que estaban fuera del comercio. Durante muchísimo tiempo Iglesia católica y Estado fueron la misma cosa, de forma que eran bienes destinados a un servicio público: el culto. Pero José María Aznar, en 1998, modificó el reglamento hipotecario permitiendo que los templos de culto accedieran al Registro de la Propiedad. A partir de ese momento se produjo una inflación de inmatriculaciones en España, la Iglesia empezó a inmatricular aquellos templos que antes, sobre el papel, no podían. Read the rest of this entry »