El voto femenino en España cumple 87 años: En 1931, Clara Campoamor defendió con todo su empeño el sufragio femenino en el Congreso de los Diputados que la eligió, pero no le permitía votar.
Clara Campoamor, (Madrid 1888 – Lausana, 1972), una mujer … que de la más absoluta nada, de ser una nadie, una hija de la ínfima clase media de Madrid, que es tanto como decir una mujer condenada a ser una de tantas Matildes, de las “mujeres obreras” de Luisa Carnés; una nadie, en realidad, como la propia Luisa Carnés, consigue torcer el curso de su historia, formarse ya adulta, obtener la licenciatura de Derecho, ser pionera en defender casos, en abrir su bufete, en colegiarse, en conferenciar sobre asuntos jurídicos desde la perspectiva de género y de los incipientes derechos humanos y llegar a ser diputada**. Fue Clara Campoamor una de las primeras abogadas en España, de las primeras que intervino ante el Tribunal Supremo y de las primeras mujeres que desarrolló trabajos de jurisprudencia sobre cuestiones relativas a los derechos de la situación jurídica de las mujeres.
Su brillante discurso en las Cortes en defensa del voto femenino el 1 de octubre de 1931 trajo como consecuencia que se aprobara en Cortes (161 votos a favor frente a 121 en contra), el artículo constitucional que consagró el derecho al voto femenino. Este logro, sin duda su mayor éxito político, supuso también su “muerte política”. Para conseguirlo se había enfrentado incluso a los líderes de su partido y, tras perder las elecciones en 1933 muchos le echaron la culpa por conseguir que las mujeres (a las que se achacaba una enorme influencia de la iglesia católica) pudieran votar. Perdió su escaño, abandonó el Partido Radical (por la subordinación de éste a la CEDA y en protesta por los excesos gubernamentales durante la Revolución de Asturias), trató de ingresar en Izquierda Republicana pero sin éxito y nadie se acordó de ella cuando en 1936 el Frente Popular ganó las elecciones con un respaldo mayor que el logrado antes por la CEDA. Fue entonces cuando escribió y publicó —en mayo de 1935, El voto femenino y yo: Mi pecado mortal., todo un testimonio personal de sus luchas parlamentarias y de la lucha por lograr la igualdad de derechos para la mujer.
Exiliada con el inicio de la guerra civil, acaba residiendo en Lausana donde moriría en 1972.
Clara Campoamor en sus textos
Discurso en las Cortes de 1 de octubre de 1931