El Patronato de Protección a la Mujer es uno de los mejores ejemplos de cómo esta conjunción entre Iglesia y Estado ejerce un importante control efectivo sobre los cuerpos y las conductas femeninas particularmente.

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Marta García Carbonell – María Palau Galdón, Pikara Magazine, 12 de junio de 2023
Entre las múltiples armas que el franquismo empuñó, con casi impecable efectividad, el miedo impuesto sobre la población fue sin duda su mejor creación. Como resultado, todavía hoy, en pleno siglo XXI, muchas de las víctimas de aquellos cuarenta años de nuestra reciente historia siguen sin ver reconocido ni reparado su dolor.
Carmen Guillén, (Mazarrón, Murcia, 1988), doctora de Historia Contemporánea por la Universidad de Murcia, ha sido una de las pioneras en el ámbito académico en denunciar la represión misógina sobre miles de niñas y jóvenes del Patronato de Protección a la Mujer durante el Franquismo y la democracia. Es una de las escasas mujeres que se han atrevido a denunciar que hasta 1985, diez años después de la muerte del dictador, existió un organismo que encerró entre sus muros a miles de mujeres por transgredir la norma moral impuesta: el Patronato de Protección a la Mujer.
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