Eva: así se ha culpado a la mujer a lo largo de la historia del arte de comer una fruta que probaron los dos

Según la Biblia, Adán y Eva comieron la fruta prohibida, ambos cometieron el Pecado Original, pero a lo largo de la historia Eva se ha convertido en la única culpable

La Ventana del Arte

Miquel del Pozo (La Ventana del Arte), Cadena SER, 26 de febrero de 2021

Esta semana el papa Francisco ha instados a no “entrar en diálogo con el diablo” como “hizo Eva”. A raíz de estas declaraciones queremos hacer un viaje por la historia del arte para ver cómo se ha representado el Pecado original, la “caída” de Eva en la tentación de la serpiente (el diablo).

Para ver cómo, a través de las imágenes, se ha culpabilizado a la mujer de ello.

Comenzamos en Autun, en Francia, para situamos delante de un tímpano esculpido por el maestro Gilbertus entorno al 1130. La obra se conoce como “La Eva de Autun” y se encuentra en el museo Rolin.

La tentación que no aparece en la Biblia: Eva tentando a Adán para que coma el fruto prohibido. La imagen es, sin duda, una de las imágenes más fascinantes de Eva:

Esta famosa escultura del siglo XII adornó el tímpano del portal lateral de la catedral Saint-Lazare de Autun hasta 1766. Realizada por el maestro Gilbertus, actualmente se encuentran en el Museo Rolin de Autun (Francia). / Museo Rolin de Autun

Esta famosa escultura del siglo XII adornó el tímpano del portal lateral de la catedral Saint-Lazare de Autun hasta 1766. Realizada por el maestro Gilbertus, actualmente se encuentran en el Museo Rolin de Autun (Francia).

Vemos a Eva tumbada en el suelo, en una posición sinuosa (y sugerente) acercándose una mano a la boca como si quisiera dedicarle un secreto a la oreja de alguien (y evitar que otro pudiera oírlo). Esto lo hace con la mano derecha mientras que la izquierda la tiene tendida hacia atrás cogiendo una manzana de un árbol.

En la escultura no vemos a nadie más porque se ha perdido la figura de Adam que estaba tumbado a la izquierda escuchando este “secreto”, esta maravilla de fruto que Eva le iba a dar a probar.

La imagen es fascinante, por la simplicidad/pureza de las formas y la sensualidad que trasmiten, con los árboles que cubren estratégicamente el sexo de Eva pero nos dejan ver sus senos y su ondulante melena cayendo por sus hombros.

Los ojos están bellamente esculpidos y en los iris hay dos huecos que hacen pensar que seguramente había dos canicas de vidrio azul (tal como aún se conservan en algunas figuras de la fachada de la catedral de Autun).

¿Por qué esta tentación no aparece en la Biblia?

Porque siempre se dice que la serpiente tentó a Eva con el fruto prohibido y que luego fue ella quien tentó a Adam a probarlo, exactamente como vemos en este relieve. Pero si nos vamos al texto, si leemos el Génesis (cap.3) en el Antiguo Testamento, descubrimos que en realidad la serpiente siempre les habla directamente a los dos, en plural:

“¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?”

Eva, lo único que hace es responder. Ella contesta, Adam no dice nada. Eva corrige a la serpiente:

“¡No! Podemos comer de todos los árboles [excepto del que está en el centro del jardín porque nos lo ha prohibido Dios, diciendo que íbamos a morir”

De nuevo la serpiente, en plural, les dice a los dos:

“Nada de eso. Lo que pasa es que Dios sabe que, en cuanto comáis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”

Puertas de la catedral de Hildesheim (c. 1015) (Alemania) (Escena de uno de los relieves que hay en las puertas donde se narra el Génesis) / Getty Images

Y, entonces, Eva simplemente es la primera en ver que el árbol tentaba el apetito y que la fruta era deseable. Y ella es quien la coge, la prueba y luego se la da a Adam que también la prueba. Pero en ningún lugar dice que ella tuviera que convencerlo o tentarlo para probar la fruta, o que Adam se resistiera. Los dos escucharon a la serpiente y los dos comieron del fruto, simplemente Eva fue la primera en hacerlo (quizá porque tenía el árbol más cerca).

La acusación de Dios: la culpa es del otro (de ella)

Desde el origen, el ser humano parece incapaz de asumir la responsabilidad de sus actos. En este relieve extraordinario aparece Dios paseando por el Paraíso cuando descubre el pecado de Adam y Eva. Dios señala con el dedo a Adam (y podemos oír sus palabras: “¡Qué habéis hecho!”).

Adam parece que agacha la cabeza avergonzado y con la mano izquierda se cubre el sexo con una hoja pero con la derecha (por debajo del brazo izquierdo) señala hacia atrás, hacia Eva: ella es la culpable. Adam “recibe” la acusación de Dios y “se la pasa” a Eva.

Eva, a su vez, se tapa también con la mano izquierda el sexo sosteniendo una hoja y, agachándose, con la mano derecha señala la serpiente: ella es la culpable.

La reprimenda de Adán y Eva (1626) de la National de Washigton / National Gallery of Art

La serpiente, que este caso tiene cuerpo de dragón, no puede acusar a nadie y gira la cabeza hacia Eva y lanza fuego por la boca protestando.

De esta “secuencia” de acusaciones (que se describe literal en la Biblia) salió la lectura moralizante negativa para la mujer: es ella (y no el hombre) la que se dejó seducir por el diablo, y es ella (no el diablo) quien sedujo al hombre

Pero es Adam (el hombre) quien acusa a Eva (la mujer) ante la pregunta de Dios. La misma escena la encontramos en una pintura de Domenichino.

Adam le hace el gesto con las dos manos a Dios como diciendo “yo no he sido, ha sido ella” (y Eva señala la serpiente)

Masolino (y Masaccio), La tentación de Adán y Eva, hacia 1426-1427, frescos de la capilla Brancacci. / Getty Images

Es fascinante comparar pinturas del mismo tema, ver cómo los artistas (y los clientes que encargaban las obras) hacen hincapié en un momento de la historia o en otro y en cómo nos presentan a los personajes, en qué actitudes. Por ejemplo, hay una representación de la tentación pintada por Andrea Mantegna en la Madonna della Victoria donde vemos a Eva hablando con la serpiente a un lado del árbol mientras en el otro lado aparece Adam comiendo tranquilamente los frutos (con una mano termina de comer una manzana y con la otra mano ya está cogiendo otra).

¿La fruta siempre fue una manzana?

No, la Biblia no dice de qué fruta se trata. La tradición de la manzana es la más extendida pero hay otras, por ejemplo: un higo.

Un higo maduro al final del verano parece mucho más tentador que una manzana (Y además, el Genesis dice que al descubrir que iban desnudos se taparon con una higuera, de ahí que pueda ser un higo).

La pintura de Masolino nos muestra este papel “activo” inicial de Eva en el Pecado ya que sostiene con una mano el higo antes de probarlo pero con el otro brazo abraza el árbol prohibido, como indicando que ya ha abrazado el pecado

Serpiente cabeza de mujer

Un detalle muy importante del fresco de Masolino es que la serpiente tiene cuerpo de serpiente pero cabeza de mujer. Esta es una tradición que con el tiempo se instauró: como fue ella la primera en pecar se decidió que la serpiente también tenía que ser femenina y así aparece en muchos representaciones de la escena, por ejemplo en el techo de la Sixtina donde la serpiente tiene cuerpo (y senos) de mujer (más que una serpiente parece una sirena con cola de serpiente).

La pintura de Masolino nos muestra este papel “activo” inicial de Eva en el Pecado ya que sostiene con una mano el higo antes de probarlo pero con el otro brazo abraza el árbol prohibido, como indicando que ya ha abrazado el pecado

Dante Gabriel Rossetti – “Venus Verticordia” (1864-1868, óleo sobre lienzo, 83 x 71 cm, Russell-Cotes Art Gallery and Museum, Bornemouth) / Getty Images

La mujer tentadora (y pecadora) y la manzana como símbolo del pecado/tentación

Se han convertido en un lugar común. La manzana roja, ella sola, es capaz de “sugerir” la tentación porque la tenemos asociada al Pecado Original. Pero ha traspasado el significado religioso. En el libro ‘Las barbas del profeta’, de Eduardo Mendoza se hace una lectura actual del Antiguo Testamento nos recuerda que Eva y Blancanieves fueron tentadas por una manzana roja que era apetitosa e irresistible pero que escondía un mal.

La manzana (y su evocación tentadora) la han utilizado los artistas, por ejemplo Dante Gabriel Rossetti en su “Venus Verticordia” que pinta a una Venus (no a Eva) con una manzana para aludir al “peligro” de la seducción femenina: irresistible pero también peligrosa.

La mujer representada es Venus, la diosa romana del amor, y Verticordia significa “la que hace girar a los corazones”. Rossetti pinta a Venus desnuda, como diosa del amor carnal, pero al mismo tiempo le planta un halo en la cabeza, como si fuese una santa. La manzana que lleva en la mano puede interpretarse de dos formas distintas. Aludiendo al Juicio de Paris y, por otro lado, también puede ser la manzana que Eva le ofreció a Adán y que fue la causa de la expulsión del paraíso. Una Venus tentadora, que hechiza al hombre con sus encantos y le lleva a la perdición (una típica femme fatale, para entendernos).

 

Audio

Asturias Laica · EVA: Así se ha culpado a la mujer a lo largo de la historia del arte

 

 

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