El 78% de las personas santificadas o beatificadas hasta 1955 pertenecen a la clase alta e influyente. También Carlo Acutis, beatificado el 10 de octubre

El cuerpo de Carlo Acutis, tras ser tratado con técnicas de conservación y reconstrucción para su beatificación. En video, el acto de beatificación del ‘infuencer’ de Dios. GREGORIO BORGIA | AP
Patricia R. Blanco, El País, 26 de octubre de 2020
La beatificación el pasado 10 de octubre de Carlo Acutis, muerto a los 15 años por una leucemia, ha revolucionado a toda una nueva generación de católicos. El ascenso al universo de los santos del conocido como influencer de Dios, por su intensa labor en las redes sociales para promover el Evangelio, conecta con un mundo reconocible para los feligreses más jóvenes y sintoniza con el intento del papa Francisco de modernizar la Iglesia. Es imposible determinar si es cierto el milagro que se le atribuye al nuevo beato, el de haber intercedido para que un niño brasileño se curara de una rara enfermedad con tocar un trozo de un pijama que había llevado Acutis. La Congregación para las Causas de los Santos certifica que el milagro ocurrió —y obrar un milagro es un paso imprescindible para ascender al olimpo católico—. Pero aunque el prodigio no pueda ser demostrado con hechos por tratarse de una cuestión de fe, hay datos que pueden arrojar un poco de luz a la beatificación.
El 78% de las personas santificadas o beatificadas por la Iglesia católica en 2.000 años de historia pertenece a clases altas. Así lo revela el artículo Roman Catholic Sainthood and Social Status: a Statistical and Analytical Study (La santidad romana católica y el estatus social: un estudio estadístico y analítico) publicado en 1955 por Katherine George y Charles H. George en The Journal of Religion —de la Universidad de Chicago— y que es probablemente el análisis más minucioso sobre el nivel económico de los santos. El estudio investiga los 2.494 santos y beatos, de unos 7.000 registrados en el Martirologio romano, sobre los que existe una biografía suficiente para determinar a qué estatus social pertenecían —la principal fuente de información de los investigadores fue el libro Vidas de santos, de Alban Butler, y la revisión publicada en 12 volúmenes que hizo de esta obra Herbert Thurston—. Y aunque los autores reconocen que la investigación plantea problemas metodológicos, como comparar clases sociales a lo largo de 20 siglos, los resultados sí sugieren qué personas, desde los ojos de la Iglesia, eran las idóneas para inspirar a otros cristianos.