El templo y los mercaderes

Propuesta alternativa para exprimir mejor un símbolo de Asturias

Un lateral de la antigua casa rectoral, con Santa María del Naranco al fondo /Fernando Rodríguez

Eduardo Lagar, La Nueva España, 1 de noviembre de 2019

La operación inmobiliaria que el Arzobispado está planeando en el solar de Santa María del Naranco es algo totalmente descabellado y que alguien debería paralizar inmediatamente. Los motivos son varios y todos de carácter inapelable. Paso a exponerlos a continuación.

En primer lugar, si efectivamente la reforma de la antigua rectoral se lleva a buen término es muy probable que la institución saque un pastón, lo que obligaría a reformular uno de los principios fundacionales de la multinacional católica que advierte de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos. O se obvia o se deroga esta advertencia evangélica contra los forrados -no sería la primera vez- o habrá algunos que se queden, como poco, atascados en el Purgatorio. Si no van más Abajo. Tengo entendido que el tiempo mínimo de espera purificante son diez mil años o así. Habría que pensárselo.

En segundo lugar, el proyecto está mal planteado económicamente. Lo de menos es que arruine la oportunidad de hacer del entorno de Santa María del Naranco, el símbolo más señero y universal del patrimonio asturiano, algo que esté a la altura de su valor: un espacio cultural “sagrado”, que represente lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser. Los asturianos, digo. Lo de menos es que este proyecto vuelva a poner en evidencia que nos importa un comino un vestigio histórico único en el mundo, al que la Unesco considera Patrimonio de la Humanidad. Eso no es lo peor.

Lo peor de todo es que este proyecto, ya que venimos a hacer caja, no logra exprimir al máximo la potencialidad de las propiedades de la Iglesia en la zona. La opción óptima -la aconsejo desde ya- es pedir la licencia de obra para hacer un par de viviendas de lujo en el otro inmueble, en Santa María del Naranco. Los miradores prerrománicos son idóneos para un spa y si le metemos algo de domótica nos lo quitan de las manos. La planta baja, además, sería perfecta para un Starbucks. O un negocio para relajarse que podría llamarse, se me ocurre, “Los monumentos”. Si metemos a los mercaderes en el templo, pues los metemos, coño.


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