José Antonio Villena: el cura de la clase alta granadina expulsado por el Vaticano de la Iglesia

José Antonio Villena, el “cura de la alta sociedad” que dirigía la pastoral universitaria desde 2006, fue denunciado en el obispado por estudiantes mayores de edad y recibe la pena canónica más grave. Su fundación lleva proyectos en el país andino desde 2007

José Antonio Villena, con el presidente de la Junta  / FB de José Manuel Moreno Bonilla
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Fuentes: Jesús Bastante, Religión Digital / Íñigo Domínguez, El País, 19 de mayo de 2023

“Tenía un carisma excepcional, sobre todo con los más jóvenes. Organizaba convivencias, charlas en la universidad, retiros… Muchos viajamos con él a Bolivia con la ONG a hacer voluntariado. Ha sido un mazazo, aunque a muchos compañeros no les ha extrañado en absoluto”. José Antonio Villenael cura de Granada expulsado del sacerdocio por el Vaticano, era un hombre con un intenso don de gentes, según han explicado a RD varios jóvenes que convivieron con él tanto en sus grupos como en la Fundación Ahoringa Vuelcapeta, una fundación civil que “cesó su actividad al conocer la denuncia y se procedió a su extinción siguiendo la normativa vigente”, según hemos podido confirmar y que desde 2007 gestionaba proyectos de ayuda y voluntariado en Bolivia . José Antonio Villena viajaba al país andino frecuentemente, y casi todos los veranos con universitarios, a la localidad de Bellavista, en el departamento de Beni, donde hay un centro de las monjas misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada. Las víctimas que ha podido conocer El País son españolas. Se desconoce si hay denuncias en Bolivia

¿Por qué no ha extrañado esta sentencia en Granada? Fuente eclesiásticas consultadas por RD confirman que, “desde hace años” habían llegado “rumores, incluso alguna comunicación escrita al anterior arzobispo (Javier Martínez)”[1] sobre posibles abusos sexuales y de poder cometidos por Villena desde su puesto como delegado de Pastoral Universitaria. Incluso, afirman otras fuentes, antes de su ordenación, el entonces arzobispo de Granada, Antonio Cañizares, “fue advertido” por algunos formadores del seminario sobre el “carácter difícil” del religioso.

Liderazgo con los jóvenes

“Era un hombre con un carisma increíble, en el colegio todos nos confesábamos con él, los jóvenes le veían como un ejemplo a seguir, casi como Dios”, relata a RD una antigua colaboradora de Villena, que destaca la capacidad de influencia del ya ex sacerdote sobre chicos y chicas. Por una cuestión de edad -ahora tiene 45 años, pero los primeros abusos podrían datar de 2008, cuando rondaba la treintena, y la cercanía con los jóvenes era evidente-, y por su carácter de líder.

Obsesión por las vocaciones

“Como le diera con uno conseguía meterlo al seminario”, comenta otra fuente consultada. Sin embargo, son pocos, por no decir ninguno, de los que optaron por la vida religiosa, que finalmente llegaban a ordenarse. “Tenía cierta obsesión con las vocaciones, aunque casi todos los que entraron en el seminario se salieron al poco tiempo”.

“Hay mucho más de lo que ha salido, pero seguramente nunca se sabrá, porque Villena estaba hiper protegido”, señalan personas que conocen el caso. Y es que se señala al acusado como ‘el cura de la alta sociedad’ granadina, con fuertes contactos entre notarios, políticos, jueces y registradores de la propiedad, a los que casaba, presidía la Primera Comunión de los hijos o llevaba de ejercicios con cierta regularidad. De hecho, alguno de los que entraron (y salieron) del seminario eran hijos de algunos de los personajes con más renombre en la capital nazarí.

“Estrechos lazos” con Moreno Bonilla

También consta una estrecha relación de Villena con el actual presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, cuya mujer es del mismo pueblo (Padul, en Granada) que el sacerdote expulsado. De hecho, el 8 de marzo de 2020, días antes del confinamiento por la Covid-19, Bonilla recibía el ‘Premio Vuelcapeta 2020’, que recibó de manos del clérigo, como adelantó El País. “Es un galardón especial para mí y fue un honor compartirlo anoche con el padre José Antonio Villena y con la Fundación Ahoringa Vuelcapeta, a la que me unen estrechos lazos”, escribía en sus redes sociales el presidente de Andalucía.

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Con todo, la causa contra Villena fue incoada en 2021 como un proceso administrativo. En ese momento, el ya ex sacerdote fue suspendido y desapareció, recalando primero en Castelldefels junto a su familia. Se desconoce si ha regresado a Granada.

El expediente, como informó en primicia RD, llegó a Roma en julio de 2022 al Dicasterio del Clero, que remitió la sentencia el pasado 5 de abril. Desde la diócesis, donde sigue sin primar la transparencia, se pone énfasis en esta cuestión, para dejar claro que los abusos denunciados son a jóvenes mayores de edad (en cuyo caso el expediente pasaría a Doctrina de la Fe) Además, se habrían producido otros delitos canónicos, fundamentalmente derivado de irregularidades financieras en su cargo como presidente de una fundación que, aun siendo civil, había sido creada por Villena junto a unas religiosas y que contaba con fuertes vínculos diocesanos. Una fundación que, desde que el ex sacerdote fuera sancionado, no registra actividad conocida.

Algunas fuentes apuntan a posibles vínculos de Villena con los grupos que, en Granada, fomentaban las ‘terapias de conversión’, aunque quienes le conocen parecen descartarlo, aunque “según él, todos los casos de homosexualidad que él conocía, venían de gente con traumas familiares”

¿Terapias de conversión? 

Algunas fuentes apuntan a posibles vínculos de Villena con los grupos que, en Granada, fomentaban las ‘terapias de conversión’, aunque quienes le conocen parecen descartarlo, aunque “según él, todos los casos de homosexualidad que él conocía, venían de gente con traumas familiares”.

Él mismo, nos cuentan, vivió en primera persona un duro episodio familiar hace unos años. En cualquier caso, el escándalo ya ha estallado y, en la diócesis, algunos apuntan que “no es más que la punta del iceberg” de lo que puede conocerse en los próximos meses.

El sacerdote ahora condenado por la Iglesia fue ordenado en 2002 y fue párroco durante los tres años siguientes en las localidades de Ugijar, Cherín y Jorairatar, en la Alpujarra granadina. En octubre de 2005, el arzobispo le nombró capellán del campus universitario de la Cartuja y del colegio mayor Gárnata. En septiembre de 2006, fue nombrado delegado de pastoral universitaria. En 2014 fue nombrado director de la sección masculina de la residencia universitaria Madre Riquelme de Granada.

Pintada aparecida en la puerta de la Iglesia de San Justo Pastor tras hacerse pública la expulsión de Villena / G. H. ´Fuente foto
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[1] Javier Martínez Martínez, que fue obispo auxiliar de Madrid entre 1985 y 1996 y es miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, es sospechoso de encubrimiento en su etapa como obispo de Córdoba, entre 1996 y 2003, hasta que se fue a Granada. Mantuvo en el cargo a un sacerdote acusado de abuso de menores pese a las denuncias contra él en los tribunales a comienzos de 2000. Fue relevado por sorpresa en 2022, antes de cumplir los 75 años de la jubilación episcopal, y sustituido por José María Gil Tamayo. EL PAÍS lo incluyó el año pasado en su lista de 39 obispos y superiores religiosos españoles sospechosos de silenciar y encubrir abusos, que no ha tenido ninguna respuesta por parte de la Conferencia Episcopal.

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