…A lo dicho hasta ahora, habría que añadir las filigranas lingüísticas que desarrollan los obispos para justificar la sedación terminal, intentando evitar, sin lograrlo, la contradicción que supone defender ésta negando la eutanasia…

Presentación en la sede de la Conferencia Episcopal Española del documento “Sembradores de esperanza / Fuente foto (incluye documento)
Julen Goñi, Naiz:, 24 de mayo de 2020
La vida no es sagrada. Si la especie humana hubiera asumido que la vida es sagrada, haría mucho tiempo que habría desaparecido por inanición, porque es vida lo que cualquier ser viviente tiene que ingerir para sobrevivir. Si los obispos se refieren a la vida humana, habría que preguntarles qué es lo que hace que esta sea sagrada y no la del resto de los vivientes. Responderán, sin duda, que lo que la hace sagrada es que dios le otorgó esa cualidad cuando la creó. En resumidas cuentas, la sacralidad de la vida humana solo se justifica por la fe en un dios creador, lo cual obliga a demostrar que fue este, y no el proceso evolutivo de la materia, el causante de la existencia de la vida y de la propia materia. En vano esperaremos demostración alguna.
La vida tampoco es trascendente. Trascender significa existir más allá de aquello en lo que algo se manifiesta; es decir, que la vida, según los obispos, existe al margen de los seres vivientes. Tampoco aquí se pueden esperar pruebas racionales, sino recursos a textos supuestamente sagrados y escritos al dictado por personas que decían tener contacto directo con dios. Esto crea el problema de que para creer en dios hay que creer en quienes dicen haber tenido contacto con él…
Pues bien, ambas características –sacralidad y trascendencia– son la base argumental de la diatriba episcopal contra la eutanasia. Cuesta entender, y mucho más comprender, que haya personas que pierdan la razón a causa de la fe en seres inexistentes, cuyos mandatos, a lo largo de la historia, según sus propios textos sagrados, han sido en multitud de ocasiones contradictorios. Pero, aún así, respetamos que tengan esas creencias y que quieran vivir de acuerdo a ellas, pero no respetamos que las intenten imponer a toda la sociedad a través de las leyes civiles.