El Estado tiene paralizada la venta de obras de arte de la Iglesia desde hace treinta años.
Javier Otero, Moncloa, 19 de agosto de 2019
Inmuebles y patrimonio artístico pueden suponer una importante fuente de ingresos a la Iglesia, pendiente ahora de la lista de inmatriculaciones. La Iglesia católica española tiene varios frentes económicos abiertos con el Gobierno, entre el que se encuentra la inscripción de bienes inmuebles en los registros de la propiedad. El Ejecutivo cuenta ya con una lista con los bienes inmatriculados, es decir, que fueron inscritos a nombre de la Iglesia simplemente con la declaración del obispo de que el bien es efectivamente suyo.
La propiedad final de los inmuebles, muchos de ellos monumentales, tiene una fuerte repercusión económica, además de la meramente simbólica. Las actividades económicas que se realizan, tal como, por ejemplo, el cobro de entradas o los alquileres, podrían tener un sentido muy diferente si quien las cobra no es el dueño del lugar.
Pero es que, además, la Iglesia se juega si puede sacar rendimiento económico al extensísimo patrimonio que ya no usa, como el de cientos de parroquias que ya no se dedican al culto por los cambios sociales o demográficos. Ahí se podría abrir otro asunto complicado, como es si se podría utilizar para un beneficio económico bienes donados a la Iglesia con otra finalidad.
El Estado tiene paralizada la venta de obras de arte de la Iglesia desde hace treinta años.
El caso de los bienes inmuebles es el más conocido ya que la han puesto de actualidad las actuaciones de asociaciones contrarias a las inmatriculaciones. Sin embargo, la Iglesia tiene también otras riquezas, como son los bienes artísticos, a los que, en principio, no puede sacar rendimiento económico mediante su venta. Tanto inmuebles como obras de arte podrían mejorar las finanzas de las diócesis. Read the rest of this entry »