La Iglesia ha declarado en varias ocasiones que, para ella, la retirada legal de sondas constituye una eutanasia
Esther Samper, El Diario, 20 de agosto de 2019
Hace unos días, conocimos la historia de Guillermina Freniche a través de su hija en Twitter y, más tarde, a través de El País que explicó más detalles de la misma. Guillermina se encuentra actualmente en la residencia religiosa San Carlos de Carmelitas Misioneras. Sufre alzhéimer desde hace catorce años y está en situación terminal de dos años de evolución. Es incapaz de comunicarse y posee importantes problemas para tragar alimentos. Precisamente, una de las muchas consecuencias de esta enfermedad neurodegenerativa en su fase avanzada es que produce alteraciones de la deglución, incrementándose el riesgo de atragantamientos y aspiraciones (los alimentos o líquidos pasan a la tráquea).
Ante esta situación, los médicos de la residencia comunicaron a la familia el uso de una sonda nasogástrica para mantener la alimentación de la paciente, alegando que esta presentaba estabilidad clínica. La familia se negó a esta acción médica y justificó que esto iba en contra de los deseos de Guillermina. Los médicos, tras recibir esta respuesta, acudieron a la Jueza del juzgado de Instrucción número 2 de Torremolinos que obligó posteriormente a la colocación de dicha sonda.
En esta historia hay dos aspectos que se están vulnerando. En primer lugar, se ha actuado en contra de la voluntad de la paciente que, según declara la familia, se negaría al uso de la sonda nasogástrica si fuera capaz de comunicarse. Desafortunadamente, no se hizo en su momento un testamento vital que recogiera por escrito expresamente su oposición a dicho procedimiento en una situación de enfermedad terminal. De hecho, la colocación de este tipo de sondas suele ser uno de los detalles que se contemplan en dicho documento médico. Aunque el tutor legal sea el hijo de Guillermina, su palabra sobre la postura de su madre no tiene la fuerza legal de un testamento vital y la jueza ha valorado en contra de dichos deseos. Read the rest of this entry »