La reciente reconversión en mezquita de la iglesia de Santa Sofía, mal recibida en Occidente, representa un pequeño pero simbólico paso adelante en el proceso de islamización de Turquía. Otros países de Oriente Próximo también se juegan su futuro en una viva colisión entre los valores islámicos y seculares.

Santa Sofía en Estambul. / EFE
Eugenio García Tascón, Público, 13 de agosto de 2020
Las llamadas primaveras árabes de 2011 trajeron un repunte islamista de distintas categorías que fue aplastado sin contemplaciones en países como Egipto o Siria, o que está siendo aplastado en Libia estos días, sin tener en cuenta que algo parecido sucede en países que no participaron en las llamadas primaveras árabes, como Arabia Saudí, Bahrein o los Emiratos Árabes Unidos.
Tras la debacle general del islamismo de las primaveras, la Turquía de Recep Tayyip Erdogan se ha erigido como el último baluarte de la religión musulmana. Erdogan cuenta con el apoyo de Qatar, y los dos países se esfuerzan por salvar los muebles en Libia y plantan cara a los regímenes que aplastan al islam, lo que ha dado pie a una lucha abierta que en ocasiones trasciende a las meras declaraciones públicas.
En este contexto, Erdogan reconvirtió en mezquita la iglesia de Santa Sofía, que fue museo desde 1934, una decisión a la que se ha respondido con disgusto desde la comunidad occidental, sin tener en cuenta, como ha recordado cierta prensa turca, que más de 300 mezquitas otomanas fueron convertidas en iglesias en su momento sin provocar ninguna condena occidental.
La conversión de santuarios de una religión a otra viene de antiguo. En los albores del islam, los musulmanes convirtieron la que hoy se conoce como mezquita omeya de Damasco, que hasta entonces había sido una iglesia. Un camino inverso siguió la mezquita de Córdoba, y la lista sería muy larga de enumerar en las dos direcciones.
En el caso de Santa Sofía es difícil decir qué es lo que ha movido al presidente turco a dar ese paso, quizás puedan encontrarse varios motivos. Uno podría ser la voluntad de Erdogan de sacudir a sus propios votantes, otro podría ser dar muestras de poderío ante sus rivales, incluso en Europa, y otro podría ser una muestra de fervor religioso, o simplemente el deseo de corregir lo que hace muchos años hizo el secularismo de Mustafa Kemal Ataturk. Lee el resto de esta entrada »