70 años del Concordato: lo firmado con la iglesia católica va a misa / La Sexta Columna

La Sexta Columna dedica su episodio 38 (23 de junio de 2023) al Concordato firmado con el Vaticano en 1953, del que se cumplen ahora 70 años, y a la “revisión” de los Acuerdos de 1979.

Pío XII junto a Martín Artajo, ministro de Asuntos Exteriores, y Fernando María Castiella, embajador ante la Santa Sede en 1953. Ambos firmarían el concordato, junto a Monseñor Tardini el 27 de agosto de 1953 / Foto
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Fuente: La Sexta Columna, 24 de junio de 2023

El episodio 38 revisa los privilegios legales, políticos, económicos, educativos, patrimoniales y fiscales que la iglesia católica, a cambio de la legitimación moral del régimen ante la comunidad internacional, logró con el Concordato de 1953 y que continúan a pesar del carácter aconfesional que la nueva Constitución otorga al Estado

1953

La firma del Concordato, rúbrica definitiva del nacionalcatolicismo, llegó el 27 de agosto de 1953 de mano de Domenico Tardini, secretario de Estado de la Santa Sede, Fernando María Castiella, embajador español, y Alberto Martín Artajo, ministro de Exteriores. Los tres firmaron el Concordato, demolición definitiva del ideal laico republicano.

“La Religión Católica, Apostólica, Romana sigue siendo la única de la Nación española y gozará de los derechos y de las prerrogativas que le corresponden en conformidad con la Ley Divina y el Derecho Canónico”, dice su artículo 1, preludiando una catarata de privilegios. La garantía de fondos a la Iglesia se expresa a las claras. El Estado se compromete a “proveer” a la Iglesia de lo necesario para cubrir sus “necesidades económicas”. Los eclesiásticos se aseguran “su honesta sustentación” en cualquier caso. Por supuesto, el Estado paga la construcción y el mantenimiento de templos. El Concordato reconoce a la Iglesia “plena capacidad de adquirir, poseer y administrar toda clase de bienes”, pero no acompaña este estatus de deberes tributarios.

Aún más clamorosos son los privilegios en el campo educativo, entregado por entero a la Iglesia, a la que se le proporcionan las condiciones óptimas para la expansión de su imperio de primera y segunda enseñanza y universidad. Todo ello proyecta sus consecuencias hasta hoy, cuando la Iglesia tiene en la educación obligatoria y universitaria dos grandes espacios de influencia. “En todos los centros docentes de cualquier orden y grado, sean estatales o no estatales, la enseñanza se ajustará a los principios del Dogma y de la Moral de la Iglesia Católica”, añade el texto del 53. (70 años de Concordato: la Iglesia sigue disfrutando la herencia de su histórico pacto con Franco)

Presentación

Vídeo completo en Atresplayer

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1953_Joaquín Ruiz Jiménez

La Sexta Columna

Joaquín Ruíz-Jiménez, embajador de España en el Vaticano en tiempos de Franco, fue el hombre al que se le encomendó la misión de firmar un concordato con el Papa Pío XII. En el archivo de la Universidad Carlos III hay un lugar especial para los documentos de Ruíz Jiménez donde se pueden ver las fotografías de la visita de Carmen Polo, la esposa del dictador, a Roma y el borrador de aquel concordato que todavía hoy sigue condicionando las relaciones de España con la Iglesia.

En él se recogen sus beneficios jurídicos, fiscales y educativos. “En el caso jurídico pues los efectos civiles del matrimonio canónico, en el caso de los privilegios educativos, pues imponer la religión católica como asignatura obligatoria en todos los niveles y en todas las escuelas”, explica el doctor en Teología Juan José Tamayo.

En aquel concordato se reconocía a la “religión católica, apostólica y romana como la única de la Nación Española”. El Vaticano recibía a la dictadura, que aquellos días llenaba la panza de patriotismo, con un menú a base de huevos fritos a la española y ternera a la andaluza. España, por su parte, ‘peloteaba’ al Papa Pio XII empujando a peregrinar a los españoles para que demostraran su fe ciega ante el Vaticano.

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Tras el acuerdo, Ruíz-Giménez fue premiado como ministro de Educación de Franco, aunque con los años se alejó tanto del régimen como del Concordato que él mismo había negociado. ”Él cree que no tendría que haber ya ni concordato, ni que la Iglesia tuviera que ser sostenida con dinero público“, comenta Javier Muñoz, profesor de Historia de la Universidad Complutense.

1979

Los privilegio que se contemplaban en el Concordato de 1953, tras la firma del nuevo Acuerdo, de enero de 1979, aunque cerrándose antes de esa fecha, se siguen manteniendo a pesar del carácter aconfesional que la nueva Constitución otorga al Estado: la Iglesia, aún perdiendo formalmente peso político, se garantizará el mantenimiento de privilegios que irán desde su financiación pública (directa e indirecta), hasta disfrutar de una exención fiscal tan laxa como en cualquier paraíso fiscal; pasando por el apoyo del Estado para la conservación del patrimonio histórico y artístico, la gestión de un censo privado de ciudadanos que han sido bautizados, realizar actividades doctrinales, comerciales y sociales (enseñanza en todos los grados, beneficencia, edición, catequesis y radiodifusión) y prestar servicios por cuenta del Estado (Fuerzas Armadas, establecimientos penitenciarios y hospitales)…

1979_Juan José Tamayo: “Han convertido a los gobiernos de la democracia en rehenes de la Iglesia”

La Sexta Columna

Los acuerdos del 78 “Son preconstitucionales y anticonstitucionales”, afirma rotundo el doctor en Teología Juan José Tamayo. El vídeo cuenta también con las intervenciones de Jesús Bastante, redactor jefe de Religión Digital, Eugenio Nasarre y Juanjo Picó.

Para entender por qué los acuerdos con el Vaticano mantienen ciertos privilegios para la Iglesia, laSexta Columna se centra en la figura del cardenal Tarancón. Quería separar Iglesia y Estado, así que los franquistas de brazo dislocado lo consideraban un cura rojo. Cuando ETA asesinó a Carrero Blanco y el cardenal presidió la comitiva, los asistentes lo abuchearon al grito de “Tarancón al paredón”.

Aún así, Tarancón consiguió negociar unos acuerdos con el Estado menos conservadores que los firmados con Franco gracias a un truquito que el Vaticano le coló al dictador: unos obispos aperturistas y “auxiliares” que, explica en el vídeo sobre estas líneas Jesús Bastante, redactor jefe de Religión Digital, “después fueron los que ayudaron al cardenal Tarancón a desarrollar una Iglesia más abierta a la democracia”. 

Eugenio Nasarre fue director general de Asuntos Religiosos con Adolfo Suárez, el presidente con el que se firmaron los acuerdos con la Iglesia. Reconoce que muerto el dictador, el Gobierno de UCD tenía prisa por renovar los acuerdos con la Iglesia. No querían que sus sagrados privilegios corrieran peligro porque los socialistas podían llegar al poder.

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Menos de una semana después de que la Constitución entrase en vigor, el Gobierno firmó cuatro acuerdos con la Santa Sede. En ellos se garantizaba la financiación de la Iglesia por parte del Estado y un papel protagonista en la educación de los españoles. ”Son preconstitucionales y anticonstitucionales han convertido a todos los gobiernos en rehenes de la Iglesia Católica”, afirma el doctor en Teología Juan José Tamayo.

Página 2: Educación, Privilegios Fiscales, calendario festivo

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