17 de marzo de 2019
En Asturias el BOPA publicaba el 5 de marzo el calendario de matriculación para el curso 2019-2020. Se inicia, pues, el periodos de matriculación para el próximo curso y, por ello, se hace necesario retomar la campaña para que las familias respeten la libertad de conciencia de sus hijas e hijos y no lxs matriculen en Religión.
El 15 de febrero de 2015 el Consejo de Ministros aprobó el proyecto de ley educativa que derogaría determinados artículos de la LOMCE entre ellos los relativos a la asignatura de Religión -que dejaría de tener alternativa y la creación de una asignatura para todo el alumnado de Valores cívicos y éticos-, que el adelanto de las elecciones dejó en el aire.
Mientras, deróguese la LOMCE o no, de cara al próximo curso ¿por qué deberíamos, matricular a nuestras hijas e hijos en una asignatura que hable de valores éticos y cívicos y no de religión?
1.- Porque en la escuela, las religiones, a través de sus catecismos y dogmas sagrados, transmiten conceptos ideológicos excluyentes que solo conciernen a las personas de una determinada ideología y, por lo tanto, NO son valores éticos y cívicos universales, que atañen al conjunto de la ciudadanía. En muchas ocasiones, los dogmas y enseñanzas religiosas son incompatibles con la ciencia y los valores humanistas universales.
2.- Y porque deberían
Aprender a pensar sin adoctrinamientos, potenciando el conocimiento racional y crítico que aportan las ciencias y las humanidades.
Recibir enseñanzas fiables y científicas como la evolución del ser humano y los comportamientos sociales, frente a teorías como la del creacionismo o los dogmas religiosos, sin ninguna prueba científica y/o histórica.
Ejercitarse en valores cívicos, como la igualdad, la justicia, la libertad, la democracia, la solidaridad, la igualdad entre los sexos, la diversidad sexual, el respeto entre las personas, el cuidado y conocimiento del medioambiente… y todo lo relativo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los Derechos de niñas y niños.
Aprender juntos, sin discriminaciones, ni segregación, ya sea por cuestiones de creencias o por cualquier otra causa, estableciendo, para todo el alumnado, contenidos comunes para una convivencia solidaria en una sociedad plural. Las creencias religiosas ya tienen sus lugares específicos, en las iglesias, las mezquitas, sinagogas u otros centros de culto.
Contribuir a que las aulas sean un espacio para el conocimiento y una convivencia plural, en donde se eduque sin dogmas, asumiendo la diferencia y la diversidad, como un valor que no segregue ni excluya.
¿Y por qué en una Escuela Pública?
Porque la Escuela Pública, única, democrática, universal, gratuita, inclusiva y laica, tal y como se ha venido configurando históricamente, es la que, contando con el Estado como titular ya garante, puede y debe asegurar la educación de toda la ciudadanía en los saberes y valores comunes, la igualdad de condiciones y el respeto a la libertad de conciencia, protegiendo para ello el marco escolar de los intereses ideológicos particulares, lo que supone la exclusión de todo adoctrinamiento religiosos.
¿Y qué es imprescindible para garantizar una escuela PÚBLICA y LAICA?
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Denunciar y derogar los Acuerdos concordatarios con la Santa Sede de 1979 y los Acuerdos de cooperación con las minorías religiosas de 1992, en lo relativo a la Enseñanza.
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Que la religión confesional deje de formar parte del currículo y del horario lectivo: en suma, que SALGA DE LA ESCUELA.
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Que ninguna simbología, actividades religiosas o rituales tengan presencia en los centros escolares.
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Que con dinero público no se financie la escuela con ideario propio, ni el adoctrinamiento religioso o de otra naturaleza ideológica.
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Que en el ámbito escolar se impida cualquier tipo de segregación por razones sociales, étnicas, de diversidad sexual, religiosas o ideológicas…
Fuente. Europa Laica