En 2014 el PSOE, en la oposición, llevó a Pleno municipal una proposición sobre la laicidad en actos institucionales.

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Según señalaba El Comercio, el reglamento de laicidad quedaba excluido del listado de ordenanzas y reglamentos que el equipo de gobierno del Ayuntamiento gijonés prevé aprobar antes del fin del mandato. La concejala Mariana Pineda citó en el último Pleno los que se presentarán: el reglamento del Consejo de Memoria Democrática, la modificación de la Ordenanza de Tenencia de Animales, la Ordenanza de Prestaciones Sociales. Ahora parece depender de la FSA….
Fuente: E. Paneque – M. Menéndez, El Comercio, 19 de diciembre de 2022
El reglamento de laicidad va camino de convertirse en una de las promesas más zarandeadas mediáticamente y que no verá la luz en este mandato, quizá el que lo ha tenido y tendrá más a favor para poder hacerlo. No estaba inicialmente en los planes del PSOE, aunque se introdujo en el acuerdo de gobierno con Izquierda Unida. Y el cabreo en esa formación va en aumento viendo que los meses pasan y que el tema no hace más que enredarse.
Cuando uno se pone a buscar los porqués, no queda muy claro en qué eslabón de la cadena se dejó caer. Es cierto que hubo un primer documento que tuvo que ser devuelto tras las advertencias de los servicios jurídicos. Pero la nueva versión, adelantada por EL COMERCIO el 2 de julio, ya tiene luz verde. Los líderes locales de las dos partes, PSOE e IU, celebraron tras una reunión que «está en el horno». En este tema no parecía haber fisuras porque la misma alcaldesa, Ana González, ha estado involucrada en primera persona para que viera la luz. Ella dijo, en mayo: «Debemos sacar a tiempo el reglamento de laicidad por si se complica el contexto ideológico».
Y de entonces hasta ahora solo se han dado vueltas y vueltas para no llegar a ninguna parte. Desde el PSOE se pidió a la regidora que remitiera el reglamento a la Federación Socialista Asturiana para que dieran un último vistazo de cara a que el texto tenga la máxima seguridad jurídica. Y ahí sigue.
Esta situación está cabreando cada día más a IU. No se entiende que contando con el visto bueno de todas las partes no se remita para su aprobación en junta de gobierno. «El laicismo está creciendo. El PSOE se comprometió a aprobar el reglamento y nos ha traicionado», dijo el fundador de Asturias Laica, José Luis Iglesias, en la asamblea de Izquierda Unida de la semana pasada. Culpa a «un Ayuntamiento que giraba a la izquierda hasta que la guardia pretoriana felipista montó lo que montó» y advirtió de que «no se nos va a olvidar».
En el último Pleno ya se hizo casi una velada declaración de intenciones. El edil de Ciudadanos, Rubén Pérez Carcedo, preguntó por los próximos reglamentos que se tramitarán, una vez que ha salido adelante la ordenanza de subvenciones. El equipo de gobierno citó tres. Ninguno era el de laicidad. Y quedan cinco meses de mandato. A la réplica, con ironía, de «nos alegra que compartan las prioridades de Ciudadanos y no incluyan la laicidad», no hubo respuesta.
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En 2014 el PSOE, en la oposición, llevó a Pleno la laicidad en actos institucionales
E. Paneque, El Comercio
Las vueltas que está dando el PSOE ahora con la laicidad contrastan con su ímpetu cuando en 2014, estando en la oposición, se llevó ese asunto a Pleno. Con un matiz, no menor. Entonces no se trataba de un reglamento, como el que ahora se plantea, sino una proposición. Pero sí para recordar las ganas que ponía el PSOE en esta cuestión cuando gobernaba Foro. El entonces portavoz municipal socialista, Santiago Martínez Argüelles, dejó claro el máximo respeto del partido a las creencias de cada cual, pero también la necesidad de aprobar su proposición para que «los actos institucionales organizados por el Ayuntamiento, organismos autónomos y cualquiera empresa municipal sean laicos». Decía el primer punto del acuerdo que todos los actos municipales deberían prescindir de «cualquier expresión religiosa». Según figura en el acta, decía Martínez Argüelles en la defensa de la proposición que el Ayuntamiento tiene que «ser absolutamente ajeno» a todas las religiones a la hora de organizar sus actos.