Que por qué Rouco Varela abandona su ático madrileño para inaugurar los cursos de la Granda_2015 (Avilés), habría que preguntárselo a Juan Valerde, director de los cursos y presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Que por qué los cursos, con subvenciones discutidas, se inauguran con una “conferencia” sobre el Concilio Vaticano II, (más allá de que se cumplen cincuentas años), tema alejado del resto de contenidos del curso, habría también que preguntárselo a su director, si bien su biografía nos da ciertas pistas.
En la presentación, Juan Valerde señaló que «El cardenal emérito es un intelectual, un gran maestro de la iglesia católica y además es académico de la Real Academia de las Ciencias Morales y Académicas, todo un ejemplo con el que contamos en La Granda» (El Comercio). Su lección inaugural:
Claro está que aunque el tema de la lección inaugural nada tenía que ver ni con el contenido de los cursos ni con el sistema educativo, Rouco Varela aprovechó la ocasión para, a preguntas de La Nueva España, invocar el artículo 27 de la Constitución, “el que regula cómo debe ser el acceso a la educación, como garante del derecho que tienen los padres asturianos a que sus hijos reciben enseñanza religiosa en su periplo escolar, reafirmando así su opinión contraria a todo tipo de recortes que afecten a la asignatura de Religión, como los que según interpreta el Arzobispado de Oviedo pretende llevar a cabo la Administración educativa asturiana y que han acabado en los tribunales”.
¿Y por qué no invocar mejor los Acuerdos con el Vaticano, origen de todo este desaguisado?
LA NUEVA ESPAÑA
[…] Rouco Varela, ponente invitado a pronunciar la conferencia inaugural de la presente edición de los cursos de verano de La Granda, rehusó responder a las preguntas de los periodistas sobre cualquier tema que no fuese el Concilio Vaticano II, eje de su intervención en el foro académico, pero al final de la mañana aceptó dejar constancia para LA NUEVA ESPAÑA de su opinión sobre la controversia educativa que enturbió recientemente las relaciones entre el Ejecutivo saliente y el Arzobispado de Oviedo. “El derecho a impartir la asignatura de Religión está reconocido por la Constitución, consagrado por la libertad de enseñanza y regulado en los acuerdos entre la Iglesia y el Estado”, declaró el purpurado, quien también añadió razones jurídicas de peso a su argumentario: “Existen dos sentencias del Supremo que dejan no ya claro, sino clarísimo, el asunto de la Religión en los centros educativos. Y esas sentencias dicen que la libertad de los padres para que sus hijos reciban enseñanza católica no puede ser recortada”, zanjó el cardenal.
En su referencia a la Carta Magna, el expresidente de la Conferencia Episcopal Española se remite al artículo 27, y más en concreto al apartado 3 del mismo, que literalmente dice: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. En ocasiones anteriores que se pronunció sobre el mismo asunto, y a la vista de ese articulado constitucional, Rouco Varela había llegado a advertir a los gobiernos de turno que intentan restringir o minorar el peso de la Religión en la escuela de que sus intenciones habrían de requerir “un cambio de la Constitución”.
En cuanto a las sentencias a las que ayer hizo mención Rouco Varela, son de hace tres años y vinieron a reforzar la tesis de la Iglesia en su pulso con los gobiernos autonómicos del País Vasco y Extremadura anulando, respectivamente, un decreto y una ordenanza de esos gobiernos autonómicos que, según el fallo del alto tribunal, afectaban -o podían llegar a afectar- negativamente a la libre elección de asignaturas por parte de los padres y los alumnos.
La defensa de la asignatura de Religión en la escuela es uno de los caballos de batalla del arzobispo emérito madrileño, que entre los varios cargos que aún ocupa en la jerarquía de la Iglesia es miembro de la Congregación para la Educación Católica de la curia romana, un puesto en el que le confirmó el Papa Francisco en noviembre de 2013.