Carta abierta al presidente Adrián Barbón ante la fiesta del Día de Asturias

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Nacho Alonso Gómez, Foro de Cristianos «Gaspar García Laviana», 19 de agosto de 2023

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Sr. Presidente: escribo esta carta abierta para rogarle que el día 8 de septiembre, Día de Asturias, no vaya, en representación de los asturianos y las asturianas, a los actos religiosos que se celebrarán en Covadonga.

Es cierto que, al ser España una nación aconfesional, pero no laica, no existe ninguna razón legal que le impida asistir, como presidente de nuestra comunidad autónoma, a la misa en la basílica, pero supondría un buen testimonio de coherencia que un gobernante progresista como usted comenzara a dar pasos, sin ambigüedades, hacia un Estado laico. Además, hay muchas personas asturianas que son miembros de otras confesiones religiosas no católicas que se pueden sentir, con razón, discriminadas por su presencia en este acto y no en los de ellas. Y hay, aún más, muchos asturianos y asturianas que no están adheridos a ningún credo religioso y no encuentran sentido a su asistencia, en nombre de ellas y ellos, a una ceremonia marcadamente confesional el día de la fiesta principal de Asturias. Y, también, me consta que hay muchas personas católicas que apoyan y defienden los argumentos de quienes desean un Estado laico y, por tanto, piensan que sus representantes políticos solo deberían acudir a actos religiosos a título personal.

Por otra parte, desde hace ya bastantes años, esta misa solemne es presidida por el arzobispo de Oviedo, D. Jesús Sanz, que tanto en lo religioso como en lo político tiene merecida y reconocida fama por su ideología retrógrada (RAE retrógrado: persona partidaria de instituciones políticas o sociales propias de tiempos pasados, o contraria a innovaciones o cambios) y que, revestido de las mejores galas, cual ayatola en technicolor, aprovecha la ocasión para proclamar una de sus soflamas fundamentalistas a modo de homilía.

Y resulta triste y bastante humillante, Sr. Presidente, verlo a usted y a otras autoridades civiles presentes, con la cabeza agachada y la mirada clavada en las baldosas de la iglesia, soportando la monumental bronca que, este año, dadas las circunstancias, se presume brava.

Debe saber, pues, que tal desconsiderada reprimenda, sin comerlo ni beberlo, recae sobre todas y todos a quienes va representando como principal dignatario de nuestra región.

Soy cristiano de base y no me mueve ningún sentimiento antirreligioso para expresarle públicamente este deseo, que, estoy seguro, comparten conmigo muchas personas asturianas, ya sean ateas, agnósticas o creyentes.

Un saludo muy cordial.

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