San Miguel de Lillo: Antes del Pueblo, Ahora del Vaticano

San Miguel de Lillo es una de las muestras más significativas del prerrománico asturiano. Inmatriculada en 1929.

Inmatriculada en 1929

Inmatriculada en 1929

30 de junio de 2023

La iglesia de San Miguel de Lillo es uno de los ejemplos más significativos del prerrománico asturiano. Se trataba del templo de un conjunto palatino mandado construir por Ramiro I en el Monte Naranco, a escasa distancia de la capital de su reino: Oviedo; conjunto en el que el actual edificio de Santa María del Naranco era el propio palacio de Ramiro I.

Los documentos dicen que la iglesia fue construida entre los años 842 y 850, durante el reinado de Ramiro I (842 a 850). Datos publicados en La Nueva España recogen citas de distintas crónicas:

-La Crónica Albeldense, del siglo IX, dice que Ramiro «construyó admirablemente una iglesia y palacios abovedados en el lugar Ligno y allí abandonó el siglo».

-La Historia Silense, del siglo XII, afirma: «Sí, en verdad, construyó Ramiro, bajo la advocación del arcángel Miguel, en la ladera del monte Naranco, una hermosa iglesia, que cualquiera que la ve atestigua que nunca hubiese visto otra de pareja belleza. La cual conviene bien al victorioso arcángel Miguel, pues, por la voluntad de Dios, dio el triunfo al príncipe Ramiro sobre los enemigos en todas partes».

El propio Ramiro I, en la advocación que figura inscrita en el ara de San Miguel, cuyo original se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias y una copia de la misma en Santa María del Naranco, dejó escrito: «…que mediante tu siervo Ramiro príncipe glorioso con la reina cónyuge Paterna renovaste esta morada consumida por la mucha antigüedad, y por medio de ellos edificaste este ara de bendición a la gloriosa Santa María (…)».

Monumento Histórico-Artístico mediante Real Orden del 24 de agosto de 1885. Fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1985.

En 2009 «ingresó» en la Lista Roja del Patrimonio por Grave y progresivo deterioro por la humedad en las paredes interiores. Desprendimientos en los restos de pintura. Daños por erosión y líquenes en fachadas exteriores. Peligro de daños en la estructura.

Foto La Nueva España, enero de 2009
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En enero de 2009, se advirtió de un inminente derrumbe de la estructura y de un casi irreparable deterioro en general y por parte de las pinturas debido a la humedad. En el año 2011 se llevaron a cabo unas obras de restauración que no actuaron sobre las pinturas y que mantuvieron la iglesia cerrada durante cuatro meses. El proyecto fue llevado a cabo por la empresa Técnicas para la Restauración y Construcciones (Trycsa), por 133.000 euros, un 15% menos del precio de licitación (155.507 euros)

Desde el 2011 se han llevado a cabo obras de rehabilitación y en 2013 finaliza la restauración de urgencia en la pintura mural conocida como «El músico», por el restaurador Jesús Puras Higueras, con un presupuesto de 8.167 euros. 

En 2014 sería retirada la iglesia de la Lista Roja del Patrimonio.

Perspectiva final de las pinturas descubiertas en el ábside románico / J. M. Lodeir (ABC)
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La intervención de conservación y restauración, promovida por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) con la colaboración de la Dirección General de Patrimonio del Principado de Asturias, que comenzó en julio de 2018 supuso una inversión de 700.940,59 euros.

La iglesia, naturalmente, cobra entrada.

INMATRICULACIÓN

Fuente: Público

El caso de San Miguel de Lillo, cuando menos, sorprendente. El monumento está inscrito en el registro de la propiedad privada desde 1929, por lo que no habría sido inmatriculado en uso del artículo 206. En este supuesto, la Iglesia se habría aprovechado de una resolución dictada durante la dictadura de Primo de Rivera que permitía entonces la inscripción en el registro de la “posesión” de bienes eclesiásticos, pero no de la “propiedad”. El obispo de Oviedo habría registrado la finca rústica ocultando que en su interior se ubicaba una iglesia del arte prerrománico, cuya inmatriculación como templo de culto estaba expresamente prohibida por ley.

Así lo estima el profesor de Derecho Civil y portavoz de Recuperando Antonio Manuel Rodríguez, para quien el procedimiento de inscripción de San Miguel de Lillo es “un doble escándalo jurídico”. En 1944, la nueva legislación impidió el registro de la “posesión” y esta joya de arte pasó directamente a la propiedad de la Iglesia.

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Ministerio de Cultura y Deporte

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