La escritora Llum Quiñonero, premio Miquel Grau 2023, reconocimiento concedido por Compromís Alacant

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Fuente: Alicante Plaza, 21 de octubre de 2023
La periodista y escritora Llum Quiñonero recibió en la noche del jueves, en un acto celebrado en el salón de actos del sindicato CCOO en Alicante., el décimo premio “9 d’octubre Miquel Grau”, organizado por Compromís Alacant, según han informado fuentes de la coalición valencianista, a través de un comunicado.
Compromís Alacant organiza este acto desde 2013, como homenaje a unas generaciones que trabajaron, incluso poniendo en peligro su vida, como el caso de Miquel Grau, para ganar la democracia, la libertad y el autogobierno. Tan solo se interrumpió en 2020 por las restricciones sanitarias.
Durante el acto, presentado por el portavoz del grupo municipal de Compromís, Rafa Mas, y la concejala Sara Llobell, se reconoció la trayectoria de la periodista, escritora y guionista Llum Quiñonero. Algunos de sus últimos libros publicados: Nosotras que perdimos la Paz, La soldado Quiñoà, Las luces del Mar o Miquel Grau 53/1977, un libro en el que explica en primera persona cómo vivió el atentado que acabó con la vida del joven Miquel Grau.
La laudatio de la premiada corrió a cargo de la profesora Délia Amorós y cerró el acto el diputado en el Congreso de Compromís – Sumar Alberto Ibáñez. Al recibir la distinción, Quiñonero ofreció unas palabras de agradecimiento en las que analizó el contexto socio-político actual.
El acto se inició con un minuto de silencio de condena por las víctimas del conflicto en Palestina.

Palabras de agradecimiento de Llum Quiñonero: Maldito ese Dios de los Ejércitos
Estamos atrapados en el relato bíblico. Un fraude antiguo que ha engullido nuestras genealogías, aquellas nacidas del mismo dios y de su libro. Aquel libro que inventó un paraíso para echarnos la culpa de nuestra expulsión. Por desobedientes, por curiosas. Aquel paraíso perdido que era el nuestro, aquella creación, mira por donde, cuando la primera mujer resultó ser nacida de varón y sometida a él.
¡Qué interesante!
Violencia y más violencia, culto al dolor y a la culpa, al patriarcado sin medida. Someter primero a las mujeres. Y luego mandar a las gentes a matarse, obedecer su voluntad bajo amenaza.
“Yo soy vuestro Dios, Yavé que os liberará de la servidumbre egipcia y os introduciré en las tierras que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob y os daré en posesión”.
¡Cuánto odio ese Yavé! Puro narcisismo, sin amor, sin empatía un estafador prometiendo repartir lo que no es suyo.
El lenguaje violento de la biblia. Ese Dios que todo ha envenenado, tan presto siempre a la violencia, tan sediento de venganza, tan impío. Tan dispuesto al sacrificio de los otros, de sus mujeres, del hijo propio. Sacando siempre rédito del dolor de su terror, de la culpa que reparte entre las gentes.
La Ilustración– nos engañaron–, no acabó con ese Dios ni con ninguno. La razón sigue peleando por no ahogarse entre voces que la mandaron a la hoguera, que acusan de terrorismo, que le apuntan con misiles, sin agua, sin pan sin energía.
Ese Dios sigue, maldito entre nosotros, en boca de aquellos que se creen señores de la tierra y de las gentes, que todo lo registran a sus nombres, a sus marcas, a sus cuentas. Vestidos o no de militares, no ven rostros. Solo cifras, porcentajes, probabilidades de hacer caja. Los hijos son los suyos, suyas las tierras, los mares y el agua trasparente que corre por los ríos. Los otros, cifras, animales humanos.
No permitamos que nos aíslen, mantengámonos conectados, con la familia, con el barrio, con la música, la política, el baile, la risa, la poesía. No perdamos el contacto con la alegría y el dolor propio y de los otros. Ahí está la vida. Ahí está la verdad, que no nos la cuenten ellos.
Hay que ser parte. Vernos, tocarnos, celebrar las alegrías y acompañarnos en los duelos.
Hay amigas, compañeras esperándonos en todas partes para organizar la defensa de una fuente, montar verbenas en un espacio público, frenar un desahucio, hacer una paella en plena playa, tomarnos unos vinos en el bar del barrio o convertir un solar en un huerto colectivo, cantar en un coro, merendar juntas mientras volamos unas cometas con los niños que saben divertirse.
No permitamos que nos aíslen que nos depriman, que nos agiten. No consintamos que amortigüen el dolor insoportable de vivir sin esperanza, con pastillas inventadas para hacer más grande su negocio.
Reclamemos una ciudad a la medida de nuestras necesidades, reclamemos bancos para sentarnos, sombras para protegernos del sol, fuentes para saciar la sed y refrescar nuestras manos, trabajos bien pagados que nos permitan mantener a los nuestros, pensiones dignas para llegar hasta la muerte en condiciones.
Un cónclave contra el Papa Francisco en Madrid, anuncia la prensa. Volvemos al medievo. Buena parte de la jerarquía católica detesta a Francisco, como detestó a Juan XXIII: “Los temas centrales de la Iglesia no deberían ser el cambio climático, la protección del medio ambiente, la política migratoria, los puestos de poder para los laicos, sino el Evangelio de Jesús”, recalcaba el purpurado alemán Müller, que criticaba las claves del papado de Francisco en un acto ultraconsevador en Madrid el pasado año. El evangelio de Jesús, dice el canalla.
Me di un paseo hace unos días por el barrio Obrero. Me contó Manolo, el hijo de Fina, la boxeadora, que el obispado ha inmatriculado su iglesia. Una parroquia comprada, arreglada y mantenida por sus vecinos, crecidos entorno a María Auxiliadora. Han cerrado las puertas con tres cerraduras y no prestan el espacio para ningún tipo de acción del barrio que no sea del cura.
No se conforma Manolo. Le han escrito al Papa. Ese que según Múller no se ocupa del Evangelio de Cristo. Recuerdo otros tiempos en ese barrio. La iglesia abierta de par en par a los vecinos.
La iglesia del barrio obrero, inmatriculada, como otras mas de 100 mil en toda España.
Lo público, el patrimonio de todos anotado a nombre del Obispado. Sin que Yavé diga nada, por cierto, en su texto malvado, como lo hace respecto al pueblo judío que tanto manipula. Se han inmatriculado también nuestro monasterio de la Santa Faz, San Nicolás y una lista inabarcable de iglesias, ermitas, plazas y negocios en barrios y pueblos. Un escándalo mayúsculo de corrupción y robo cruz en mano, que sigue velado.
¿Cuándo les vamos a parar? ¡Ellos convertidos en la mayor agencia inmobiliaria de nuestro territorio!
Tal vez, como señalaba el otro día Fernández Liria, el filósofo, aún no hayamos salido de la Edad Media. Y estemos más en la premodernidad que en la postmodernidad.
¿Cuándo lograremos que los derechos humanos se pongan en el lugar que les corresponden?
Todo el siglo XX para lograrlo y apenas un cuarto de XXI para ser testigos de cómo se convierten en papel mojado.
¿Cuántos muertos, millones de muertos serán necesarios para alcanzarlos?
Viajé a Polonia hace unos pocos años y en un monasterio de ese país, una monja que hacia de guía para un grupo de turistas aseguró que no necesitábamos ninguna declaración de derechos humanos porque ya teníamos los Diez Mandamientos. Mira tú.
Y pasaban la gorra después.
He visto una habitación oscura, sin apenas ventilación, por la que están pagando en el Pla 400€ . Un trabajador que entre semana reparte comida en Alicante y los fines de semana en Benidorm. Los hay a miles. Por todos los barrios se extiende la mancha del negocio ruin de la vivienda, que dicen que es un derecho.
¿Es el mercad el llamado a proteger ese derecho?
La ciudad en manos de mercaderes que expulsan a los vecinos. Los edificios del centro se vacían y las empresas los convierten en apartamentos para turistas.
Mi madre ya no puede pasear por Castaños, donde nació, ni por la calle Mayor, miles de veces recorrida por sus pies del brazo de sus amigas, por donde ahora, apenas hay lugar para el paso de un coche de bebé.
El acta de propiedad de Israel es la biblia. La única legitimidad es que dios se la entregó a los judíos.
Dice el diario Información, ayer mismo, que en Alicante, en esta provincia, más de 150.000 personas viven en situación de pobreza severa, es decir, con menos de 560€ al mes. En realidad, cuentan los datos que el 27,5% de nuestra gente está en riesgo de pobreza o de exclusión social al contar con ingresos por debajo del umbral de los 840 €.