En recuerdo del presidente Azaña

SE CUMPLEN 75 AÑOS DE LA MUERTE DE UNO DE LOS GRANDES PERSONAJES DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

Manuel Azaña.

Por José Luis Iglesias, presidente de Asturias Laica
(Artículo publicado en Asturias24, 9 de noviembre)

Montauban es una pequeña ciudad provinciana francesa situada a unos 80 kilómetros al noroeste de Toulouse. En un decimonónico cementerio situado precisamente en la rue de l’Egalité, se encuentra la tumba de Manuel Azaña y Díaz, último presidente en ejercicio de la 2ª República española. Para la mayoría de los españoles Azaña sigue siendo un personaje desconocido. Al final de la guerra, el presidente, como medio millón de españoles, tuvo que marchar al exilio. En 1940 ya muy enfermo tuvo que huir de la persecución franquista, que planeaba, en colaboración con la Gestapo, su secuestro. Solo encontró la ayuda del cónsul de México, que le brindó protección diplomática y logró evitar que fuera entregado a Franco por las autoridades del régimen de Vichy. Falleció en Montauban el 3 de noviembre de 1940. El prefecto del régimen colaboracionista no autorizó el día de su entierro que se hiciera bajo la bandera republicana. Azaña fue enterrado con la bandera de México. El cónsul de este país dirigiéndose a las autoridades francesas les dijo que “para siempre lo sucedido será un honor para México y un oprobio para ustedes”.

Durante la larga noche del franquismo, de Azaña solo se hablaba como un monstruo. Como uno de los culpables de la guerra civil. Siempre se recordaba una de sus más famosas frases: “España ha dejado de ser católica”. Por supuesto sacada fuera de contexto y sin explicar lo que significaba. En las décadas de los cincuenta a los setenta, la tumba de Azaña permaneció olvidada. Su mujer Dolores Rivas, ya mayor, con escasos recursos y muy pocos amigos vivía exiliada en México. Los socialistas y los comunistas, entre ellos Carrillo, habían abandonado al gobierno de la República en el exilio y los pocos republicanos que quedaban, entre ellos el asturiano José Maldonado que sería con posterioridad el último presidente de la República en el exilio, fueron abandonados a su suerte; escasamente llevaban algún ramo de flores a una tumba casi olvidada.

Y llegó la Transición, la amnistía, el reencuentro, la reconciliación y volvieron los exiliados, unos con vida y de otros sus restos….  ¡Todos no! Azaña nunca volvió. Azaña, sus ideales y los republicanos han sido algo que nunca han podido ser digeridos por la Transición. La República y con ella Azaña, que fue su encarnación, ha sido la gran proscrita, la gran silenciada. La mayoría de la ciudadanía aún no sabe que en las primeras elecciones que se decían democráticas los republicanos no pudieron presentarse porque no se autorizó su legalización. Eran los tiempos en los que el PCE de la mano de Carrillo se hacía monárquico y renunciaba a la bandera tricolor.

En los años 80 las cosas empezaron a cambiar. En la medida en que unas minorías, como todo lo que empieza, sospecharon que la Transición no era ni tan modélica, ni tan ejemplar ni tan pacífica, como se pregonaba, la tumba de Azaña en Montauban y su figura empezaban a salir del olvido. Los exiliados comunistas españoles en Francia fueron los primeros en comprender que eso de ser comunista y monárquico no casaba muy bien y pronto empezaron a crear las asociaciones MER, Memoria y República en todos los departamentos franceses y por supuesto en Toulouse, capital de la República Española en el Exilio y en Montauban. Poco a poco la figura de Azaña, su obra y sus ideales políticos emergían del olvido. Ante sus restos comenzaron los homenajes, las visitas, las flores y las banderas republicanas….La recuperación histórica del exilio y la República……Sin embargo en España esto no ha pasado aún de ser un patrimonio de minorías ilustradas. El régimen de la Transición sigue inamovible en su olvido y su silencio. Cada vez en las manifestaciones abundan más las banderas republicanas, pero se desconoce a la República, a Azaña y a los ideales republicanos.

 Féretro de Manuel Azaña, en su traslado al cementerio de Montauban,

Féretro de Manuel Azaña, en su traslado al cementerio de Montauban,

Estos días se cumplen 75 años de la muerte del presidente de la 2ª República. Azaña fue uno de los políticos más importantes que haya tenido España. El historiador Santos Juliá publicó en 2008 una de las mejores biografías en la editorial Taurus: Vida y tiempo de Manuel Azaña. La última recopilación de las obras completas también la publicó Taurus en el 2000 en siete tomos. Sociológicamente Azaña era un burgués, pero un burgués progresista que se puso al frente de un proyecto político fundado en la alianza entre la clase media y la clase obrera y que dio a España la democracia más avanzada de su historia.

Hay planteamientos de Manuel Azaña que están más vigentes que nunca:

En 1924 redactó el manifiesto, Apelación a la República en la que se decía: El renacer y no la decadencia de España será obra de la libertad, solo que la libertad a partir de este momento no puede alcanzarse por la transformación interna del absolutismo sino por su liquidación. Nada queda aprovechable del sistema anterior: Ni la estructura de las Cortes, ni la institución regia ni, menos, los partidos de gobierno. No hay pues posibilidad de reforma: El supuesto del liberalismo monárquico ha quebrado.

Y desde los valores laicistas que defendemos, aquel famoso discurso del 3 de Octubre de 1931 en defensa del artículo 26 del proyecto de Constitución republicana en el que pronunció la famosa frase: “España ha dejado de ser católica“, no como falsamente se ha presentado con la intención de perseguir a la iglesia sino de establecer un Estado Laico, neutral ante el hecho religioso, un Estado que más bien respetara a todas las creencias sin mantener económicamente a ninguna y sin concederles privilegio alguno. Como tiene que ser una verdadera democracia. Y ciertamente sigue siendo una conquista pendiente. Porque la sociedad española hoy se ha secularizado, la sociedad española no es católica, es plural. Por el contrario quien sigue siendo católico, descaradamente católico en contra de la Constitución, es el Estado y las autoridades que lo sustentan.

Para nosotros, para Asturias Laica/Europa Laica la figura de Azaña y los valores republicanos representan una figura que ha resistido la larga noche del franquismo y más de treinta años de Transición monárquica que no han podido absorberlos bajo ninguna forma de adulteración. Azaña y los valores republicanos están superando la terrible losa de silencio a la que intentaron someterlos.

Sirvan de homenaje en el día de hoy sus palabras de la sesión de Cortes del 13 de Octubre de 1931 que suscribimos al ciento por ciento y que se las dedicamos especialmente a los dos grandes partidos del Congreso de los Diputados y a cuantos han sido ministros de Educación con posterioridad al 20 de Noviembre de 1975, no solo al señor Wert:

“En ningún momento, bajo ninguna condición, en ningún tiempo, ni mi partido ni yo, en su nombre, suscribiremos una cláusula legislativa en virtud de la cual se siga entregando a las órdenes religiosas el servicio de la Enseñanza”. M. Azaña.

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