“¡Dios, patria, Yunque!”

noviembre 20, 2011

Es el grito de iniciación de un grupo constituido por “mitad monjes, mitad soldados, ávidos de poder”, cuenta a EL PAÍS uno de sus antiguos miembros. La Iglesia dice que no hay peligro.

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José Luis Barbería, El País, 20 de noviembre de 2011

Acepto integrarme a la organización nacional del Yunque asumiendo la lucha por el reinado de Cristo en España como actividad primordial de mi vida. Juro guardar la más absoluta reserva sobre la existencia de la organización, sobre sus integrantes, acciones y estrategias. Juro también obedecer a sus mandos y ejercer responsablemente como jefe cuando así me fuera indicado. Juro como caballero cristiano defender aun a costa de mi vida este instrumento que Dios nos ha dado para instaurar su reinado en la Tierra”. Sentado a la mesa de una cafetería madrileña, este antiguo activista del Yunque, una organización secreta supuestamente enraizada en numerosos movimientos de la ultraderecha española, recita de corrido el juramento de fidelidad que prestó años atrás y le cambió su vida.

Según el testimonio, el rito de iniciación de esa sociedad secreta tiene un acusado carácter militar. “Somos una milicia” (…) “Tú no has elegido venir aquí, tú has sido elegido y a partir de hoy formarás parte de una casta de elegidos. Nuestra lucha es la de los cruzados, la de los cristeros” (…) “Si tus intenciones fueran traicionarnos o llegaran a desviarse de algún modo, en cada uno de nosotros encontrarás un juez justiciero”, advierte el oficiante de la ceremonia de admisión, que se clausura con la consigna a coro: “Compañeros y hermanos, ¡stad firmus ut incus percusat!” (“estad firmes como yunque golpeado”) y los gritos: “¡Dios! ¡patria! ¡Yunque!”, acompañados de sonoros golpes sobre la mesa. El testigo prosigue: “No soy el primero que ha salido de ahí con graves secuelas patológicas, ni seré el último. Es una organización política-religiosa destructiva que actúa como una auténtica mafia. A mí me rompieron anímicamente en cuanto vieron que empezaba a alejarme. Me prepararon una emboscada durante la ceremonia de María Reina, uno de los ritos anuales que, junto al de Cristo Rey y el de fidelidad al Papa y al fundador, Ramón Plata, se considera de obligado cumplimiento. Me humillaron, se mofaron de mis padres e hicieron correr la voz de que me drogaba e iba de putas. Era mentira, pero mi novia, que estaba en Pre, la fase previa al ingreso, me abandonó y el mundo se me vino encima”.

Es un hombre joven, todavía en la treintena, atento y delicado, que trasluce reserva, introspección y un punto de amargura. Dice que ha rehecho su vida afectiva y profesional y que si habla es para alertar a los jóvenes de los peligros de su antigua organización, también llamada Asociación del Bien Común, la Orquesta, la Banda de Música, o, como les denominan sus detractores, los Mariachis. Prefiere que no se publique su nombre porque sabe del poder de esta sociedad secreta que hunde sus raíces en el integrismo religioso y el ultraderechismo político. Y teme posibles represalias.

¿Qué pretende el Yunque?

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